La Casita de los Abuelos

Como su nombre lo indica, dos viejecillos son los que atienden este mágico lugar. El lugar está un poco escondido, cuando me llevó mi novio por primera vez se me hizo raro que yo no supiera de éste, pero al meterme por las calles entendí el porqué, es el secreto mejor guardado de Aragón. Está ubicado a pocas cuadras mes metro Impulsora y a primera instancia no parece nada una cafetería, más bien una cochera con sillas y mesas que está dispuesta a servir con gentileza y elegancia pero una vez dentro el decorado con luces tenue, velas en las mesillas que dan un toque romántico si vas en pareja, y la música jazz te sumergen en un ambiente que es todo menos una colonia. Su especialidad son las crepas –dulces y saladas-​, todas son buenísima, de las saladas siempre pido la poblana y de las dulces la de filadelfia con zarzamora pero mi hit y mi adicción son sus frappes deliciosamente preparados con el hielo súper fino, el Óreo es mi delirio. La única desventaja es que sólo los dos ancianos atienden el lugar así que prepárate para ir a platicar pues nos ha llegado el servicio hasta 40 minutos después de haberlo ordenado.