Papelería Mitla

Una de las papelerías a las que más acudí cuando estudiaba la primaria y la secundaria, la atendida por «Don Severo», apodo inventado por mis hermanas para el señor que despacha, un tipo mal encarado y al que había que repetirle varias veces las cosas, siempre pensábamos que estaba de pésimo humor todo el tiempo porque veía feo a todo mundo. También se le acuñó ese sobrenombre porque algunos de sus productos los vendía muy caro.
¿Y entonces por qué iba? No sé, supongo por comodidad y la cercanía, ahí me llevaban a comprar las cosas que me pedían en la escuela, hasta que llegaron otras opciones en papelerías y poco a poco fui abandonando ésta.
El negocio aún es manejado por aquel hombre, y sí, continúa con su cara de poquísimos amigos. Incluso los materiales se ven ya muy viejos, como si no hubiera pasado nunca el tiempo ni el resurtido por ahí.