En medio de la carretera hacia Bernal está una lona gigante color azul que alberga decenas de mesas, cientos de sillas y muchos guisados. El concepto es el siguiente: hay canastas llenas de tortillas y gorditas recién hechas; uno pasa, toma las que quiera y después se dirige a la sección de guisados los cuales se encuentran en unas ollas gigantes de aluminio sobre carbon. Rellenas tus tortillas de lo que quieras y te sientas a disfrutar. Al terminar tú serás quien le diga al mesero cuántos tacos y de que tamaño te empacaste. La onda aquí es la honestidad, me encanta! Incluso en el menú te lo especifican: «gracias por su honestidad». El lugar está repleto siempre; me he fijado detenidamente y en ninguna ocasión me ha tocado ver a alguien pasándose de listo. La atención es maravillosa. Me encanta encontrar lugares así, recobro la esperanza en los seres humanos.