Este restaurante está exactamente a la orilla de la presa, la vista es espectacular. Yo pedí camarones al ajillo y mi esposa aguacate rellenos de camarones con sus respectivos clamatos. La comida está muy buena, solo tuvimos un detalle que el plato estaba sucio e inmediatamente lo cambiaron. El mobiliario está un poco viejo y convendría ya cambiarlo. El servicio es bueno y los meseros muy amables, nos atendió Monica y Noe, muy respetuosos y atentos. El precio es promedio de un restaurante de mariscos.