Ya teniamos bastante tiempo queriendo ir a un karaōke en la oficina, se acomodó por el cumple de una de ellas y decidimos festejar como buenas godínez en viernes de quincena saliendo del trabajo. El lugar esta medio raro la verdad, afuera es un bar normal y hasta el fondo detrás de una cortina está el karaōke. Esa parte(que fuimos directas ahi) es relativamente pequeña y mi primera impresion era que el sonido era muy molesto, pero ya ambientadas ni me acordé del volumen. En sí, es un sitio medio acapulqueño(término que uso para lugares medio clandestinos) y no fue muy cómodo, hay mesas con sillas y mesas con sillones de cajón, hay como cañitos(?) en el suelo y en algún momento salió una horrible cucarachaaa a saludar. Hasta aquí todo suena mal, pero la verdad esque se arma un ambientazo si vas con la actitud, cada mesa tiene derecho a 3 canciones(o 2 según la cantidad de mesas), te llevan el microfono a tu mesa(así que ni te apures si tienen pánico escénico) y cada que termina una ronda de karaōke ponen lapsos con música para bailar, los mesero son super atentos y relajientos, los puedes ver bailando en la barra y haciendo bulla. No puedo decir que no volvería a ir porque me la pasé de lo mejor.