Bazar Caffe Pizza e Vino

Mmmm con la combinación pizza y vino no hay falla, la pizza portobello es fabulosa! Delgadita y crujiente! Los meseros son super amables. Mientras esperas te traen pancito y pesto que es bueniiiiisimo!

Super rico, prueben la pizza de portobello. Cuando llegas te sirven en la mesa pan doradito y una cazuelita de pesto.
El servicio es muy rápido y la atención siempre amable.
Precios justos, comida rica, ambiente agradable, buena música, todo bajo una decoración original!

No soy mucho de visitar estos lugares, nunca me hice el hábito de visitar galerías y cosas por el estilo, cosa que creo debería hacer más seguido. Vine aquí con Moni porque a ella sí que le gusta visitar ondas como estas.
Y bueno, aunque por lo mismo que no asisto con regularidad a estos lugares y por lo tanto no soy un experto, creo que algo escencial en un lugar e que de primera vista te transmita una sensación agradable.
Eso fue lo que me sucedió en este lugar. Además de la primera impresión lo que vino después también me gustó, en la cafeteria pasé un excelente momento. Pedimos una botella de vino y aunque yo no comí pizza porque andaba un poco enfermo me di cuenta que estaba muy bien preparada.

Vine aquí por recomendación del mesero del Café Libertad que está a un lado, me dijo «Ahí tienen los mejores Chilaquiles al Chipotle, pero tienes que llegar antes de las 2 porque se acaban rápido»
Al principio cuando llegué creí que no me iba a gustar tanto, vi muchas cosas como amontonadas, pero al entrar esto cambió. Es como una galería y cafetería al mismo tiempo, la decoración puede parecer algo antigua pero es genial, de repente si te da la sensación de no querer romper nada, pero luego luego se te pasa y esto gracias a la buena atención de los meseros que te permite sentiste casi como en casa. Bueno, tampoco… Pero si te da mucho más confianza. Lo recomiendo. Los Chilaquiles al Chipotle ni los probé ese día porque no llevaba tanta hambre pero me di cuenta que también venden otras delicias.
¿Ya se los había recomendado? Bueno, otra vez. ;)

La verdad es que la Calle Libertad es de los lugares más relax de la ciudad, y no sólo por su ambiente tranquilo, sino por la cantidad de cafeterías, restaurantes y locales que ofrecen un ambiente bastante relajado.
Hace poco vine al Café Libertad a desayunar chilaquiles y el mesero me dijo que si ya había comido en Bazar Caffé, le contesté que no, así que me comentó que debía ir ya que la comida era deliciosa, y es que es del mismo dueño. Así que dije «Si en el Café Libertad se come rico, pues aquí también», y vine.
Fue una muy buena experiencia, la verdad es que el menú es muy similar al del Café Libertad, cambian algunas cosas, y se puede decir que aquí es un poco más barato (algunas cosas, no todo). Al atención es buena y lo que más llama la atención es cómoe está ambientado el lugar. Es una buena experiencia venir aquí, hay buena música, buena comida y buen ambiente.

Este lugar parece de película, casi como un espacio para perderse entre la decoración y pasar desapercibido de manera camaleónica. Ve preparado para estimular tus ojos y el olfato, pues cada rincón de este lugar es diferente. Pídete una pizza y un vino, comparte la tarde que se pone fresca entre sus mesas que se esconden entre la flora del lugar y disfruta de su excelente ambientación musical.
Este lugar además funciona como galería de exposiciones, como punto de distribución de arte, así que siendo consumidor de productos artísticos o creador este podría ser un buen espacio para exhibir tu trabajo o comprar el de algún artista local.
Te recomiendo que si vienes en bicicleta la dejes dentro del lugar, luce más bonita y queda más segura, además así tendrás plena vista de que esté bien cuidada porque afuera no hay ciclopuerto.

La decoración es genial. Hay muchos muebles antiguos, muchas estatuas interesantes e incluso unos garrafones de vidrio que me recuerdan a los que había en casa de mi abuela. No me imagino cómo terminaron las espaldas de los repartidores de esos trebejos inmensos y pesados. Las sillas no son de lo más cómodas, pero el ambiente es genial y la comida me pareció inmejorable. Una vez fui con una amiga y pedimos un par de tés, ella una ensalada y yo un croissant. No teníamos mucha hambre, así que no pedimos una pizza (las preparan al horno).
Fuimos en época de lluvias y había muchos mosquitos (tantos cacharros dejan algunos charcos por ahí), pero en cualquier otra época del año no debe ser problema. También tienen una galería de arte muy elegante. Un lugar muy recomendable, a excepción, tal vez, de que la vista es la nada pintoresca reja del consulado.

La semana pasada fui al Bazar Café, el cual se encuentra ubicado en la zona de Chapultepec. Es un excelente lugar altamente recomendado para todos los amantes del arte ya que no solo es un café restaurant en el cual puedes degustar de una deliciosa pizza a la leña en compañía de un vino tinto ó un café, sino que también el lugar es una galería de arte en la cual se exponen cuadros y fotografías de artistas tapatíos, lo cuales puedes adquirir sin ningún problema.
La atención en el lugar es muy buena, los meseros amables y atentos en todo momento y lo más importante la comida es deliciosa y no tienes que esperar mucho tiempo por tu platillo en un promedio de 10 minutos como máximo esta en tu mesa. Es un buen lugar para ir a comer y pasar un buen rato ya que no tienes que hacer cola (por lo menos el día en el que yo fui) hay buen ambiente, el mobiliario está muy original como centros de mesa con peces beta, esculturas etc.
Av. libertad 1939 –A col. Americana
C.P 44 160,
Horarios: Lunes a Jueves de 8am a 12 am
Viernes y sábado de 8 am a 1 am
Domingo de 8 am a 11 pm
Tel.38 250 412

Bazar vino café es de estos lugares que se antojan. Que simplemente tienes que entrar. En mi caso, este imán de atracción es porque me recuerda al jardín de mi abuela. Muchas horas pasé ahí dibujando (todavía no descubría a los libros) o platicando con ella. Para hacerle honor a la memoria, el otro día tomé mi libreta, mi lápiz para dibujar, salí de casa, llegué al café, pedí un chocolate cargado (de esos que también me saben a mi abuela) y empecé a dibujar.
Los años pasan y ya no está mi abuela, ni los dibujos que le hice, pero siempre está la memoria, un buen chocolate que te transporta en el espacio y lugares como estos, que con su tranquilidad, buen servicio y deliciosa comida, te hacen ese viaje más ameno.

Este lugar tiene un concepto interesante. No he probado muchos platillos de ahí, pero probé los postres y me enamoré.
El decorado es algo raro… A lo mejor te puede parecer que todo está muy «chilaquil», es decir, que tiene esto y aquello, aunque a mí me gustó porque es como una casa vieja con muebles viejos, solo que aquí está muy limpio.
Los precios están súper bien y hubo un mesero que se portó muy buena onda y hasta te recomendaba lo mejor de la carta.
No he ido tantas veces a este lugar, pero lo recomiendo, creo que me hace falta explorarlo más.

Es imposible pasar por la calle y no querer entrar a este lugar, la decoración y sus mesas al aire libre te atrapan en seguida. Es un lugar lleno de plantas donde cada mesa es diferente, ya que pueden ser de estructura metálica o una mesa de costura vieja con pedales, sus sillas, todas irregulares, equilibran y concuerdan con el lugar. Una vez adentro, puedes escoger la mesa que más te llame la atención, rodeada de plantas y de un ambiente de casona vieja te olvidas un momento que estas en la ciudad o al menos te transportas al siglo XIX donde quieres creer que todo era mejor. El menú es amplio y ofrece ensaladas, pastas, baguettes, pero su fuerte son las pizzas, con una masa delgada y varios ingredientes que ofrecen, es imposible no comérsela toda. Las pizzas son para dos o tres personas.
Algo que hace diferente este lugar de otros, es que adentro de la casa cuentan con una galería de arte, que puedes visitar y, si tienes dinero, puedes adquirir algunas de las obras que están en exhibición, cada temporada cambian las exposiciones lo que hace refrescante esta galería. El lugar está abierto todo el día, así que ya sea para comer o cenar es una buena opción para sumergirse en un ambiente tranquilo y olvidarse un poco del exterior.

La primera vez que visité este lugar, fue en el cumpleaños de mi mamá; cuando decidimos llevarla a cenar; acabábamos de estacionarnos, y nos dirigíamos al restaurante donde teníamos la reservación, mientras caminábamos nos encontramos con este lugar que llamó mucho nuestra atención; le echamos un vistazo y al final decidimos quedarnos ahí.
La pizza tenía muy buen sabor; me gustó que la prepararan estilo italiana, con una pasta delgadita para poder disfrutar de cada uno de los ingredientes. Aunque no tenían gran variedad de vinos, los que tenían no sabían nada mal.
El servicio fue excelente, pedimos un pastelito sorpresa para mi mamá, y cuando se dieron cuenta que no tenían velas, uno de los meseros salió corriendo del establecimiento para comprar una.
Me gustó tanto este lugar que días después decidí ir a desayunar con mi mejor amigo, y descubrí que dentro del lugar tiene una galería, así que no olviden entrar a ver sus exposiciones.-