Instituto Colon

Mis mejores recuerdos de la infancia fueron hechos gracias al Instituto Colón. Aquí cursé casi toda mi primaria y el primer año de mi escuela secundaria.
Nunca olvidaré que la primera impresión que me generó la escuela fue la de entrar a una penal. Las instalaciones son algo antiguas y han tenido poco mantenimiento, los colores en ese tiempo eran medio fríos y no parecía un ambiente muy feliz. No obstante me bastó asistir al primer día de clases para enamorarme de la escuela, de su ambiente y todo en ella –menos del uniforme, ése, en mi tiempo, era espantoso, ahorita se compadecieron de las criaturas y ya lo hicieron más decente.
Gracias a esa escuela aumenté considerablemente mi nivel de inglés, hice amigos que aún frecuento y me hice de muchos valores que aún practico.
Cuando mis papás me sacaron de esa escuela de verdad sufrí. El modelo de estudios era algo que disfrutaba mucho. Los maestros eran buenos, atentos y sabios, y el ambiente escolar era bueno.
La escuela tiene ya varias décadas de experiencia, y creo que se nota que saben hacer las cosas.
Además ofrecen muchos plus, como su estrecha relación con dos escuelas en Minnesota, por medio de la cuál se tienen amigos por correspondencia con chicos de allá y se realizan intercambios escolares anuales, por lo que me tocó la experiencia de hospedar en mi casa a una chica de allá y posteriormente la de visitar yo a una familia en aquélla ciudad durante una semana.
Cada año además se organizan campamentos a cabañas de la institución, reuniones familiares, kermesses, noche mexicana, y festivales que reúnen a padres e hijos y hacen de la escuela un ambiente más estrecho y cálido.