La Condenada

Lo que me gusto de este bar es que esta como acogedor, tranquilo. Es un bar pequeño, esta agusto y los precios son accesibles. Sin embargo si no andas haciendo algo por ahí cerca, la verdad no hay nada en especial que te haga ir, pero si andas por ahí es una buena opción ir a relajarse un rato.
Los precios están bien, algunos días la cerveza está en 16 y en general nlas bebidas están en promedio 30 pesos, tampoco hay bebidas así súper especiales pero si puedes ir a disfrutar de un buen tequila.
El servicio me gusto, son atentos y de igual manera tranquilo todo, como si escaparas por unos momentos de la prisa de la rutina diaria.

Pizzas a la leña, alitas, hamburguesas, papas y mucha cerveza encontrarás en «La Conde» como le llama el dueño. Es un lugar que con el paso de los años ha ido modificando sus estructura interna y comercial, recuerdo que en algún momento fue un lugar de música banda, pero con el tiempo han actualizado su oferta y modificaron hasta convertirla en un restaurante bar con música alternativa y sus especialidad de vender alitas horneadas, algo que no se ve en todos lados, pues son a la leña y eso resalta el sabor de la carne de pollo de una manera muy agradable.
Vale la pena visitarlo cualquier día por la noche, para cenar con tus amigos o hasta con la pareja, cabe mencionar que la atención es impecable y además los precios son realmente accesibles. Les recomiendo las alitas en salsa de mango, son diferentes y muy ricas, tipo gourmet.

Nunca se me va a olvidar el nombre de esta cervecería. La condenada de Rox me llevó porque no le habían pagado todavía y quería que le pagara las chelas y ligares a un muchachón. Ese no fue el problema, el lío fue que me llevó porque sabía que el chico que vendía en la tienda de la esquina del depa en las mañanas, era mesero de La Condenada en las noches. Todo esto, antes de Antonio, por supuesto.
Llegamos pues, y yo feliz de la vida platicando con ella sin topar que no me estaba haciendo el mínimo caso. Cuando le pedía su opinión y me pedía que le repitiera la pregunta, yo para nada me lo tomaba mal y volvía a contar la historia. El mesero, al que yo no había reconocido todavía, cada vez venía más a la mesa. Por fin se animó a decirle a Rox que ya había terminado su turno y que si quería una chela. Rox me dejó con media palabra en la boca, se paró, se fue, y la condenada me dejó sóla en La condenada, con una cuenta como de 400 pesos por todas las chelas que nos tomamos mientras su chico salía de trabajar.
Le hable a kris y le dije que se lanzara, el lugar está súper de buen ambiente y yo ya estaba ambientada también. No tenía ni las más mínimas ganas de regresarme a casa.

Este es un pequeño bar que se encuentra muy cerca de mi colonia, debo comentarles que no es la gran cosa es un bar con una decoración rústica y un ambiente digamos pasable.
Entre semana ponen promociones en las cervezas a $ 16 pesos. Te dan botana y chorritos mientras consumas, tienen una pequeña terraza donde el ambiente digamos que es agradable para poder platicar, sólo que el servicio los meseros no me pareció tan bueno y es el motivo por el cual mi calificación no es tan extensa.

Un barecito casual, si vas de paso no te llamará la atención a menos que no estés acostumbrado a ver agaves por las calles de la vida, que fue lo que a mí me pasó y me hizo detenerme.
Ya adentro, me puse a indagar sobre lo que, supuse, sería una variedad hasta artesanal de distintos tipos de tequila, por aquello de tener como símbolo unos agaves. Nada de eso… En lo que más variedad hay es en la chela, y hasta eso…
La verdad es que es un sitio bastante prescindible. De vez en cuando la chela es muy barata, pero lo es más en algunos otros sitios.
Nomás si te queda de paso…