Nilo Bar

Buscando echar la canción, la chica de Pipe sugirió que fuéramos a este lugar, que ella frecuentaba mucho en sus épocas preparatorianas.
Llegamos y aparte de pequeño, la música que sonaba la odiábamos todos en la mesa: Yuris, Lupes De Alessio, Amandas Migueles y hasta Arjonas…
Qué jóvenes nos sentíamos sin poder cantar nada de eso.
–Cuando yo venía antes sí ponían rock – , dijo Pipa.
Probablemente nos tocó la noche cuarentona o algo así. Si está música no califica en tus gustos personales, NILO visites. Si te encanta el despecho de esas épocas, NILO será tu fav.

Era viernes y ni Paris, ni Kris ni, ni Antonio estaban en la ciudad. Eso sólo significa una cosa: Rox y yo teníamos el viernes completo para hacer cosas de niñas. Nos pusimos bien monas, nos dispusimos a antrear, pero entre la arreglada, las cervezas y la botella de vodka que nos fuimos tomando en el camino, ya no teníamos ganas de bailar, sino de cantar. Nos emocionamos muchísimo cuando como por obra del espíritu santo vimos en la esquina un karaōke. Corrimos hacía el y luego luego pedimos dos canciones cada una.
El lugar nos recibió con «quítame este hombre del corazón» en voz de una chica que se veía y escuchaba bastante despechada. Nos unimos a ella y nos pedimos dos chelas. El servicio fue rapidísimo y el mesero nos preguntó entre risas si también veníamos a cantar por despecho. Rox se inventó que la habían dejado y consiguió con esto que nos pasaran más rápido al escenario.
Fue una noche divertidísima, y lo padre del lugar es que se campechanean el «canta borracho canta» con música para bailar.

Mi amiga Aranzazú me invitó a celebrar su cumpleaños a este karaōke que queda muy cerca de su casa, pero de la mía como a 2 horas, pero como tenía muchas ganas de pasarla bien y acompañarla, me dispuse a ir.
El lugar es pequeño, pero muy cómodo. Ya teníamos reservación y el recibimiento fue muy bueno. La verdad es que en ese entonces no me gustaba la cerveza y solo pedí una bebida con muy poco alcohol. No estaba tan lleno y eso que era un sábado por la noche, lo que nos permitió adueñarnos de los micros y cantar en confianza.
Nilo Bar ofrece micheladas, botanas y distintas bebidas para afinar la garganta. Eso sí, cuenta con un amplio repertorio de canciones y es que déjenme decirles que es de ley que yo en cualquier karaōke yo entone la de «El problema» de Arjona.
Les recomiendo este lugar por su servicio.

La primera vez que visite este lugar estaba expectante ya que no era muy fanático del karaōke. El lugar es algo pequeño pero con el pasar de las horas y después de unas canciones veras que es lo de menos porque aquí canta hasta el más tímido y lo digo por experiencia.
La atención es muy buena además de que el ambiente es totalmente familiar así que es recomendable si es que quieres festejar tu cumpleaños, tener una reunión con amigos o simplemente tienes ganas de cantar.
Desgraciadamente no cuenta con estacionamiento propio pero la calle en la que esta ubicada esta regularmente libre así que nunca he tenido problema con ello y hablando de precios nunca he pagado más de 150 pesos por noche por que regularmente manejan precios en cervezas o en preparados.