Pastes Minería

Cuando estaba estudiando francés y que a veces no alcanzaba a comer bien, salía de clase derechito a los pastes, algo tarde, por cierto, así que me apuraba para llegar antes del cierre. Para esa hora (después de las seis de la tarde) no quedaba mucha variedad, pero de cajón había de mole rojo, de frijoles con chorizo y a veces de salchicha. Éste último es de mis favoritos, porque aunque la salchicha no es nada gourmet, la salsa que tiene el guiso es fenomenal. Es el mejor en la relación cantidad/​precio, aunque eso no quiere decir que los demás estén faltos de relleno. Otro de mis favoritos es el de champiñones con queso. La verdad es que todos son buenísimos, así que puedes hacer un «de tin marín de do pingüé» y te garantizo que no quedarás insatisfecho. También venden jugos y refrescos para acompañar.
Afuera hay dos mesas y una sombrilla, en caso de que no tengas prisa o no tengas otro lugar a dónde ir mientras esperas a que llegue la hora de regresar al trabajo o a la escuela. Son muy baratos y con dos es más que suficiente, al menos para un glotón como yo. Muy recomendable.

El paste, originalmente hidalguense, y ahora platillo regional de las centrales camioneras, también te lo encuentras en este mosaico cultural que es Chapultepec, donde de veras cabe todo.
Como sabemos, el paste es el nuevo «me echo un taco», porque te lo sirven rapidísimo, te cuesta bien barato, y lo mejor, es que puedes ir comiéndotelo en tu apresurado y retrasado camino hacia donde quiera te dirijas.
Mi favorito es justamente, el paste minero, que lleva carne y papa. Las raciones de este lugar son bastas, por lo que no temas no quedar satisfecho o al menos entretener el hambre por el tiempo que tan sólo 15 varitos te pueden comprar y hasta un poquito más.

Son un gustito bastante accesible y llenador, en caso de que estés cerca de alguna de sus –ya– tres sucursales, una en la calle Morelos y otra (recién abierta) en un local de Plaza del Sol. Yo conozco la de avenida Américas, casi al cruce con avenida México, de sur a norte. Ahí todo el tiempo están metiendo en el horno estos apetitosos panes, y siempre los tienen frescos en la amplia vitrina donde los ofrecen.
Sabrosos bocadillos, grandes bocadillos de hojaldre como lo marca la tradicion inglesa, pero con el sello característico del estado de Hidalgo, de lo mexicano, tal como en extenso surtido se comprueba: tienen pastes calientitos de moles (rojo y verde), de papa con carne, frijol con chorizo, atún, champiñones con queso y hawaiano (si no se me olvida algún otro sabor).
Además de los dulces, como arroz con leche, piña y plátano con leche, entre otros más.

Estos pastes son la mejor opción cuando se tiene poco dinero o tiempo y se tiene hambre cerca de Chapultepec.
El localito no es muy grande, es casi el puro mostrador y listo. Afuera hay un par de mesas pequeñas con sombrillas, que se llenan luego luego, por lo que la dinámica usual es comprar y pedirlos para llevar.
Los pastes –empanadas de hojaldre– por lo general están recién hechos, por lo que el deleite es aún mayor.
Tengo dos favoritos: el de mole rojo (es mole dulce) con ajonjolí encima y el de salchicha, que está acompañado de una mayonesa con chipotle.
De los dulces, el de plátano también es bueníííísimo.
Cada paste cuesta $ 15 pesos, y están llenadores.

Fue toda una novedad este descubrimiento, hace como tres años, y desde entonces soy clienta frecuente.
Desde que vas caminando por la calle el aroma de los pastes te conduce al local, y te topas con que constantemente entran y salen personas de ahí, muy contentas por su compra claro. En ocasiones hay fila, pero el servicio es rápido así que no es molestia esperar y menos si ya te estás saboreando un paste.
Es un local pequeño, entras y a dos pasos esta el mostrador y puedes ver las repisas llenas de pastes y como en la parte de atrás preparan y meten al horno más y más pastes.
Afuera hay dos mesas con sillas y sombrillas por si quieres comer ahí, aunque la mayoría los pide para llevar y te los entregan (calientitos) en bolsas de papel de estraza.
Hay dulces y salados, y digan lo que digan, un paste con un té helado o un refresco son una buena comida, especialmente si estás apurado o tu presupuesto no es muy alto.
El sabor y la calidad no están peleados con precios accesibles, al contrario, aquí el sabor y la calidad son altos, y los precios bajos.

¡Los mejores pastes de la ciudad!
En un pequeño local a unas cuantas cuadras de Av. Chapultepec, podrás encontrar lo que, te aseguro, es el cielo de los antojos –o de los presupuestos bajos-​.
Lo conocí hace como dos años y me he convertido en cliente frecuente, porque sí amigos, como ya se lo imaginan, tiene las tres B’s. Todo el tiempo están entrando y saliendo personas, y aunque hay unas mesitas afuera para sentarse, casi todos lo piden para llevar, por lo que aunque haya mucha gente no te harán perder más de quince minutos.
Los pastes son recién hechecitos, lo que se agradece, y crujientes. Les recomiendo el hawaiano, de mole o el de salchicha, aunque para los más dulceros también hay opciones como el de arroz con leche. Los precios son muy accesibles y con uno tienes más que suficiente ¿qué más quieres?

Jamás había probado los pastes, hasta que una amiga me trajo a este lugar, me enamoré. Los costos son accesibles, hay muja variedad de sabores, saben deliciosos y además están en una zona céntrica.
Yo soy una persona que siempre prefiere lo salado o lo dulce, lo agridulce no me late tanto, pero a pesar de esto, el paste hawaiano mezcla estos dos estilos a la perfección creando una especialidad digna de cualquier premio. También les recomiendo la de mole o salchicha, cualquiera de las tres es muy buena, sin hacer menos a las otras, pero son mis favoritas.
Afuera tienen mesas y en el establecimiento venden algo así como tres diferentes bebidas (jugos, refrescos y creo que tés) aunque ya estando tan cerca de Chapultepec les recomiendo que mejor lo pidan para llevar pues en el lugar no tienen suficiente espacio para comer afuera.