Estaba estresado. Para la clase de diseño editorial teníamos que entregar una revista en equipo como proyecto final y se nos acababa el plazo para presentarla. Caminamos a lo largo de Miguel Blanco, calle rica en negocios de imprentas y diseño. La idea era recorrer cada local y ver en cual tenían diseñador que nos ayudara con la compaginación. No llegamos a muchos sitios antes de ver un anuncio llamativo en el que se veía un vaquero con expansores y gafas oscuras. La impresión que esto nos causó hizo que nos detuviéramos. Resultó que en el lugar si tenían diseñador: dos guapas diseñadoras que inmediatamente se pusieron a trabajar. La cosa llevó más tiempo pues además de compaginar, se pusieron a resolver otros detalles que nos habían quedado mal. Todos en Vakero se portaron muy amables. Al final salimos con la revista en las manos, aunque para ello tuvieron que cerrar casi una hora más tarde de lo acostumbrado. No obstante lo hicieron de buena gana, no se portaron groseros. Al final la impresión quedó chila y el precio fue justo así que todos felices con vakero.