Cada vez que mi sobrino me trae a Recórcholis, generalmente nos la pasamos en los carritos musicales, no se quiere bajar a menos que sea por otro diferente o por qué tiene antojo de un hotdog. Si no fuera por el batallaria por entrar aquí por mi propio pié, aunque me considero gamer, no me gusta estar con mil de ruido, tal vez sea por la edad. Por lo mismo no recomendaría hacer fiestas de cumpleaños aquí, aunque alguna vez fui niño y estos lugares, creo que si es importante que haya videojuegos como una alternativa, pero yo preferiría otras opciones. No aguanto más de 30 minutos en Recórcholis.