Calle Subterránea Miguel Hidalgo

Además de conocer su historia, y de aprender a manejar para poder utilizar estas vías, es muy útil escuchar todos los consejos para no sufrir cuando tengas que recorrer estos pasajes a pie. En mi experiencia, es mejor no entrar si estás enfermo de la garganta o si te estás recuperando, porque es inevitable que el humo de los autos se acumule y revolotee cuando pasan, y lo respiras a fuerza.
Se pueden estacionar autos en ciertos tramos de la calle, pero es una suerte encontrar lugar y no siempre es seguro por la noche. Sobre todo si quieres llegar a tu carro a esas horas, debes tener mucho cuidado para evitar sorpresas. También debes fijarte bien dónde te estacionaste; cuando era niña vine de vacaciones con mi familia pero todo acabó en drama: nos perdimos por horas buscando el coche en los túneles, perdiendo reservaciones y los buenos ánimos. Pero aprendimos la lección y no nos volvió a suceder.
Toma en cuenta también que cuando uno pasa por aquí en auto o camión, puede que tengas la impresión de que es rápido cruzar caminando, pero siempre es así. Hace mucho se me ocurrió irme por ahí, de noche, y aunque no ocurrió nada, sí pasé un mal rato al llenarme de paranoia, porque hay muchos puntos totalmente oscuros, nichos que se forman en las paredes.

Todos, muy seguramente leímos alguna vez Pinocho, ¿cierto?. La parte de la historia que más me impactó fue cuando entra a la barriga de la ballena. Recuerdo haber quedado muy impactada por la posibilidad (pues en ese momento me parecía una posibilidad muy real y terrorífica, obviamente), y todavía hoy, cuando recuerdo ese pasaje del cuento me quedo un poco pensativa…
Ya que crecí un poco entendí que era imposible quedar atrapado y vivo dentro de la panza de una ballena… solo para, un poco más adelante, reconfirmar que sí es posible…
Justo así me siento cuando entro en el túnel de la calle Miguel Hidalgo. Es justo lo que imaginaba que sería estar en las entrañas de ese gigante: la oscuridad, la textura de las paredes, las bifurcaciones… qué susto…
Conscientemente entro a la calle en el auto, enciendo mis luces y sigo mi trayecto sin mayor acontecimiento; pero dentro de mi, mi parte niña, todavía tiembla un poquito cuando veo acercarse esa obscuridad…

E pasado una infinidad de veces por estos túneles, y me encanta, ya que te transportas a otro mundo, para la gente que vamos de visita creo que es muy divertido, pero definitivamente para la gente que vive en Guanajuato debe ser un poco complicado, tanto por las inundaciones como por eso de la angostura, ya que hay unos túneles que si están mega estrechos, otro factor es que lo usan de estacionamiento, pero ese no es el problema, el verdadero problema es cuando la gente se esconde entre los autos para hacer sus necesidades fisiológicas (guáchala, una vez me toco ver a un borrachito, muy desagradable).
Pero quitando eso y hablando del diseño, hacen que la ciudad se vea hermosa, en tiempo de cervantino, organizan unas fiestas muy padres de echo en una estuvo Tim Burton, el cual quedo fascinado por la ciudad, así que ya sabes si pasas por tanto pueblo, llega a este que de verdad esta increíble.

¡Atención turistas aventureros! La ciudad ofrece un atractivo que es totalmente libre de fines lucrativos.
Cualquier persona que haya visitado la ciudad se ha dejado seducir por la idea de recorrer sus túneles a pie, para admirar de este distintivo que vale su popularidad entre los turistas. Uno puede comenzar su recorrido a través de la calle subterránea que se encuentra muy cerca de la entrada del Mercado Miguel Hidalgo.
Allá abajo uno podrá ser participes de muchos rumores misteriosos que no son todas las veces provocados por el tránsito que ahí circula. Además las ventiscas que se filtran a través de la boca de los túneles avivan la curiosidad de cualquier. A través de la red subterránea uno puede llegar casi a todos los lugares que se encuentran en el corazón del centro de la ciudad.
Sin embargo, se hace altamente la precaución de no hacer estos recorridos durante la noche, pues podría ser peligroso ante la seguridad personal. Los turistas con nerviosismo, problemas de claustrofobia deberían abstenerse totalmente, ya que existen túneles bastante largos que no proveen de salidas al exterior hasta la entrada opuesta. Aunado a esto, en los túneles hace bastante frío y por la cavernosidad del lugar siempre está húmedo, sin mencionar el agua de misteriosa procedencia –probablemente del alcantarillado– que se filtra y forma charcos en su interior. De cualquier manera, es toda una experiencia hacerlo al menos una vez para saber qué se siente vagar bajo tierra.

He notado que algunos de los turistas suelen confundir la Subterránea con los túneles. Es fácil distinguirlos a simple vista: la primera está entre muros de piedra, se nota embovedada, sólo es una y atraviesa buena parte de la ciudad por debajo. Los segundos están entre los cerros, en la roca viva, y notarán que son muchísimos. Además, no tienen los hermosos balcones (altamente fotografiables) de la primera. La calle Miguel Hidalgo (nadie le dice así) es la máxima obra de ingeniería de la ciudad. Ya sé que en unas partes huele feo. Es divertido cuando empiezas a reconocer las entradas y salidas (la mayoría a través de escaleras) que dan a la superficie. Hasta sirve de estacionamiento, muy práctico, por cierto. Siempre me fascinó la naturalidad con la que los locales transitan esta vialidad, y que no conserven ese tesoro con el mayor de los recelos. Quizás es la generación que me tocó conocer, habituada ya a esta maravilla. Sí, la ciudad está por encima. Sí, la ciudad está por debajo. Vayan a recorrerla.

La subterránea es como otro mundo, cualquier puede caminar por sus calles y tocar las paredes que fueron abiertas para la circulación tanto vehicular como peatonal, aunque no te lo recomiendo en época de lluvias… ¿por qué… te explico… Guanajuato está rodeado de montañas, gracias a esto se sitúa en una concavidad curva que lo convierte en la perfecta inundación, y bueno los primeros en ser afectados por este tipo de eventos climáticos son los túneles.
Sin embargo caminar por aquí es interesante, sobre todo para ser fotógrafo, con su poca luz (natural o artificial) siempre captas una sensación misteriosa e intrigante, aparte de que conoces el segundo Guanajuato y cuando llegas a espacios abiertos conjugas un escenario que constantemente esta en cambio, pero al final se mantiene con una esencia única.

Guanajuato está construida en una cañada. De los cerros caen torrentes de lluvia que bañan la ciudad, y a veces hacen de los callejones, verdaderos canales como para andar en kayak. Antes de ser túnel, la calle era el cauce del antiguo río que corría a cielo abierto, pero sucedieron durante los siglos trágicas inundaciones que afectaron mucho a la ciudad. Por esto se pensó en elevar los niveles con arcos, puentes y murallas para encauzar el agua. Luego, encima se hicieron bóvedas y así fue como comenzó a construirse la ciudad sobre un canal embovedado. Fue hasta 1963 que todavía seguía pasando el río por abajo, hasta que se convirtió en la calle que ahora sirve de vialidad. Justo el año pasado se festejaron los 50 años de existencia.
A veces camino por arriba y se me olvida que Guanajuato tiene todo un mundo subterráneo o si voy por abajo, olvido que sobre mí está toda una maraña de construcciones, gente y vida. Siempre es divertido un paseo por la calle Miguel Hidalgo por la iluminación nocturna y la tranquilidad para admirar los vestigios de estas antiguos detalles. Me cae que son pocos los lugares que tienen ese tipo de infraestructura vial y ayuda a evitar contaminación ambiental.