Es otro restaurante alejado del centro de la ciudad, pero me parece muy bonito. La especialidad son pizzas al horno, hechas en el momento. Son de sabores poco comunes, de queso de cabra con carnes, por ejemplo. Yo las he pedido con clericot, que les queda muy bueno. No es muy pegador pero tampoco está delgado. Para mi gusto es ideal. Las mesas son de piedra y concreto, y al centro tienen un hueco donde hay un pequeño fogón de gas cubierto de piedras, que mantiene el ambiente calientito. Hay dos pisos, pero ambos están semi cubiertos, con mucha ventilación y luz. En la planta baja sí hay una terraza completamente descubierta y otra sección techada. En la segunda planta hay techo, pero no muro completo. Y el baño, cabe mencionar, es también bonito.