Sinceramente nunca me había gustado tanto entrar a un mercado, y es que generalmente uno entra a estos establecimientos con la esperanza de salir lo antes posble y tapándose la nariz. Pero en este mercado, a pesar de que sí venden comida, los malos olores no se hacen presentes, los pios están muy limpios y no se oye el murmullo tpipico de los lugares con mucha gente. de hecho hay algo en él que me recuerda al mercado de artesanías de Mixcoac. Dentro de este mercao hay una especie de plaza, justo en el centro, que está al aire libre y donde se colocan varios puestecitos que venden chpacharas diferentes, desde libros usados hasta herramientas. Los puestos habituales son locales de comida, frutas y verduras, carnicerías, mateias primas y ropa. Pero cuando más vale la pena darse una vuelta es el domingo, ya que aparte de los habituales puestos, sobre los límites exteriores del mercado se colocan una serie de puestecitos que también ofrecen una variedad de productos como calzado, ropa de mujer, cosméticos, y algunas curiosidades