Bule Beers

Lo unico bueno fue el servicio. Todo lo demas estuvo bastante inagradable. Esperé 40 minutos solo para pagar con mi tarjeta, osea que te va mejor si traes efectivo.

Lo primero que pienso cuando escucho Bule Beer es: «fo», luego recuerdo sus promociones de cervezas con precios ridículamente baratos y se me pasa.
El concepto entre africano, safari o no sé cuál era su idea no me parece bien logrado, no es que se vea feo, pero por alguna razón no les salió. (Sí se ve feo)
La atención también me ha disgustado en cada visita que he hecho al lugar, comenzando porque los meseros no son amables, tardan siglos en llevarte las cosas y después de un rato de plano dejan de hacerte caso, eso aunado a la música tan terrible que ponen me ha dejado hasta de mal humor.
Las dos veces que cometí el terrible error de pedir comida me di la arrepentida de mi vida, parece que las botanas que venden es comida congelada que calientan en microondas y te la sirven a precios, que para el lugar, están estratosféricamente fuera de contexto.
Ahora, como mencioné el principio, veo las promociones en cervezas y se me pasa. Entre semana tienen medias a $ 10 pesos hasta antes de las 10:00 pm (CERVEZA A $ 10) o sea, ni el Oxxo la encuentras tan barata y algo muy cierto es que tú eres quién poner la fiesta, así que con cervezas a $ 10 pesos y tu bola de cuates sedientos OBVIO se pone bueno el ambiente.

Alguien una vez me dijo que aquí hay una promoción de cervezas a diez pesos, evidentemente mi primera reacción al escucharlo fue de completa incredulidad, pues se me hizo un precio insólitamente barato, pero era tanta la seguridad con la que me lo dijeron, y más aún cuando ese mismo argumento fue apoyado por otra persona, que me hicieron por un momento considerar la posibilidad.
La única manera de romper con el mito era precisamente comprobarlo por mí mismo, al llegar al lugar oí con asombro al mesero mencionar la promoción, confieso que me sentí como un hombre de poca fe, porque bueno, a fin de cuentas era verdad. Ahora tocaba disfrutar, tomar y tomar como si no hubiera un mañana. Lo genial definitivamente es ir en grupo o en «bola» pedir un carrito de cervezas (para empezar) que trae 25 medias bien heladas y acomodarte en los sofás de cuero.
Hasta hoy no he probado la comida del lugar, únicamente la botana que es bastante modesta e incluso insípida. El establecimiento no es la octava maravilla, sin embargo cumple con el propósito de ofrecer comodidad y buen ambiente, en cuanto a la decoración pues solo diré que la temática de la sabana subsahariana se me hace algo original, pero poco atractivo a la vista.

Este lugar todos los días tiene promociones, así que no hay pretexto para no ir a pasar el rato ahí.
El ambiente esta chido, ponen música actual y una que otras de hace unos 5 años, pero que de ley te sabrás la letra.
La verdad es que se llena mucho de chavos entre quizás 18 y 28 años, la gente más que nada va en grupo, de vez en cuando igual te podrás encontrar una familia.
Los cocteles esta buenos y están a un precio bien, la comida también considero que esta a un precio accesible. Si piden alitas y les gusta el picante, pidan la salsa que se supone que pica mucho, la verdad es que si has probado la sala Melinda, la que te dan no te picara mucho, que no te asuste el mesero.

¡Ay, ay, ay!
Bule Beers fue por un tiempo mi segunda casa, y es que solía ir aunque sea 3 veces por semana –casi siempre saliendo de la escuela-​. He leído varias reseñas negativas de Bule, sobre todo acerca del servicio, y no sé si sea porque mis amigos y yo eramos clientes frecuentes, pero el trato de los meseros y el gerente hacia nosotros siempre fue amable y eficaz.
La comida no es algo del otro mundo, es más, te recomiendo que gastes ese dinero en bebidas (a menos que tengas bastante hambre). Mi bebida predilecta de Bule es la michelada de Tamarindo: gran tamaño, buen sabor y un precio de $ 60.
Sin embargo, lo mero mero de este bar son las promociones de $ 10 las medias los lunes y jueves, y los martes y miércoles a $ 15 (hasta las 10 pm).
En resumen, no es el lugar con las mejores bebidas ni botanas, pero es el ideal para ir a tomarte unas com tus amigos, ya que el ambiente es bastante desmadroso (tanto que hasta a veces suenan matracas en honor a los cumpleañeros que asisten aquí).

Bule Beers está ubicado en una de las avenidas más de moda en la ciudad. Por aquél rumbo es donde se encuentran los buenos lugares.
Lo más llamativo e interesante que tiene este bar es su decoración. Desde que entras parece que estas en una jungla dentro de una cabaña africana. En la noche se ve padrísimo. El ambiente es bueno, la música son las canciones de hoy en día. Además hay televisiones donde pasan videos y karaōke.
En cuanto a las bebidas, pues son normales. No hay nada así especial pero a veces hay buenas promos y te sirven la chela en litros. También hay un menú para botanear. Las papas fritas son buenas para calmar el hambre.
Los precios de Bule Beers son accesibles, así que por eso es buena opción ir con los cuates una noche a cotorrear aquí.

Un bar más de los muchos que hay en Mérida. No tiene algo muy especial cómo para que recuerdes algo memorable de él, salvo las jirafas y el aspecto a jungla. Comida común, aunque algo muy admirable es que es muy económico y siempre tienen promociones de cerveza de 10 y 15 pesos. Las micheladas regulares, así como la coctelería, aunque si es tu cumpleaños si te puedes divertir, te regalan varios shots de cortesía. Y pues mi recomendación en general es que si tienes muchas ganas de ir, pasa a cenar algo antes o cena en tu casa si no te quieres llevar una decepción de que no es lo que esperes en torno a la comida.
Claro que sirve para ir a pasar un rato y tomar algunas, y si te la puedes pasar bien entre el ambiente y la plática, pero tampoco es el mejor lugar que pueda existir.

Llegué a Bule Beers porque el lugar a donde queríamos ir con mis amigos estaba cerrado y tuvimos que improvisar un plan por el norte de la ciudad. Después de dar vueltas y vueltas y agotadas nuestras opciones, estacionamos en lo primero que encontramos. Desde un inicio no pintaba para que fuera la mejor de las noches. Había puros chavitos y mucho reggaeton en las bocinas, pero ya estábamos allí, así que nos sentamos.
Los tarros estaba de oferta, pero pedimos micheladas. Hay de varios sabores y vienen de a litro. Yo me pedí un ojo rojo y mis amigos, una de fresa y de chamoy. Te las sirven llenas de hielo, y además tienen muy poca chela. Aún así, debo reconocer que el sabor del preparado estaba bien, y tenían una banderilla enchilada como revolvedor. Para botanear, pedimos unas alitas que también estaban dos-​dos. Buen sabor, pero nada espectacular. Al terminar la chela, pedimos la cuenta y nos fuimos.
Mi problema con este tipo de lugares es que parecen una calca repetida de un modelo ya muy viejo. Música a todo volumen, pantallas por todos lados, chela y un menú con snacks… No tienen algo propio, un punto original (además de su decoración, tucán gigante incluído) que resalte entre tantos lugares que abundan en el norte.
Yo no regresaría, y tampoco hubiera ido si nuestra primera opción de la noche no hubiera decidido cerrar sus puertas y dejarnos a nuestra suerte.

Solo una vez he ido a este lugar y la verdad nada logró llamarme tanto la atención para querer regresar. Su decoración es muy exótica, lo admito, muy innovadora; pero la experiencia que viví no fue del todo agradable.
Recuerdo que para ese entonces no podía ingerir alcohol, por lo que no pude aprovechar de las magníficas promociones que tiene la sucursal en las bebidas. Me decidí a ordenar una hamburguesa, pero ¡Oh sorpresa!, pasó un buen de tiempo y mi hamburguesa nunca llegó. Ya luego de hablar con el mesero tan ineficiente que me tocó, resulta que se le olvidó y cuando me la trajo estaba toda fría y sin sabor, eso habla mucho de la calidad de servicio que ofrecen.
Debo admitir que todo está muy económico, pero aun así, no me animaría a darle una segunda oportunidad. De hecho, es un bar que tuvo mucha fama en sus principios por ser «lo nuevo» de la ciudad, pero hoy en día, y con la llegada de Shotimilco, el lugar está más vacío que de costumbre.

Las hamburguesas de Bule Beers fueron una grata sorpresa que no me esperaba para nada la primera vez que fui.
Era el cumpleaños de una buena amiga, y fuimos por una cerveza después de una actividad del apostolado que compartíamos. Yo me estaba muriendo de hambre y sin esperar gran cosa de la comida del «bar de moda» pedí una hamburguesa con queso y tocino.
Enorme fue mi sorpresa al dar la primera mordida de la excelente hamburguesa que tenía enfrente.
El pan era como cualquier pan de hamburguesa de Bimbo, pero estaba calentado a la perfección, seguro estaba al vapor.
Lo interesante fue la carne de la hamburguesa. Podia sentir que era una hamburguesa prefabricada y que sólo la cocieron ellos, pero estaba deliciosa. No se si ellos la marinaron extra y por eso quedó excelente, o si la cocción fue la que hizo la magia, pero quedé enamorado de las hamburguesas de Bule Beers.
Tenía miedo de que sólo haya pensado que estaba deliciosa porque tenía muchísima hambre, así que fui un dia diferente a probarla y estaba aún igual de buena. La recomiendo abiertamente a todo el mundo.

Pues bueno, he de confesar que me hablaban muy bien de este lugar que decidí conocerlo con amigos que venian de visita y que se estaban quedando con un amigo muy cerca de su ubicación en García Lavín y vaya sorpresa un poco chafa y desagradable la que nos tocó con el pesimo servicio y mala cara por parte de todos los meseros. Yo creo que en el curriculum lo sobre saliente es el mal trato a clientes para poder ser contratado en este lugar.
Comida con sabor a refrígerador jajaja, micheladas aguadas que cuando les reclamas al mesero te la regresa de mala gana y como si no le hubieran hecho nada. Música de lo mas out con su reggeaton que no va para nada con el estilo y concepto jungle del lugar. En fin, no lo recomendaria y hasta hueva me da de hacer sugerencias para su mejora.

¿Tienes ganas de tomar dos con los amigos? Pues «Bule Beers» es una buena opción para pasar el rato, pero OJO en mi opinión solo para ir a tomar dos, porque es atractivo por su decoración estilo «Jungle», la música de moda, las promociones muy buenas (TODOS los días) y los precios realmente económicos que manejan; pero por el resto definitivamente no aplica.
Las micheladas sin sabor, la comida fría y simplona (definitivamente no te la recomiendo) y las shishas están en el menú pero nunca tienen.
Cabe aclarar que es un bar que tomó mucha popularidad como normalmente pasa con los lugares nuevos en Mérida, pero actualmente si vas podrás encontrar un lugar mucho más tranquilo y por ello la atención ha mejorado.
Nota: hace poco abrieron otra sucursal en Francisco de Montejo con exactamente el mismo concepto, y se ha vuelto muy concurrido (de jueves a sábado está REPLETO), ya sabes lo normal NUEVO=MODA=VAMOS.

Hay varias cosas de este lugar que me retumban hasta la fecha en la cabeza, las enumeraré para no dejar fuera ninguna.
1.- La matraca, la p/​%# matraca, que la superen, YA. Pasan grabacioncitas todo el tiempo, se han de sentir súper chistosos o no sé piensen.
2.- Chela caliente y pésimo servicio, como si te estuvieran haciendo el favor.
3.- Música chafísima de esa que molesta a los oídos.
4.- ¿Cover?, ¿neta???
5.- Hasta para la cuenta se tardan y yo desesperada que ya no aguantaba la matraca, ¡qué horror!
A favor:
1.- Las miches son lo menos peor.
2.- Promos. Siempre hay promos, chécale.
3.- Es muy barato, a menos que subas y te cobren cover, ja.
Como que casi no tiene cosas buenas, aún así, había mucha gente, yo creo que es amor apache, te lo dejo a tu criterio. Ha de tener un encanto oculto, ¡ah! claro, no piden ID y todo chavito puede entrar a tomar, aunque no sea mayor de edad.

Es una mezcla de todo que da resultado un bar como cualquier otro pero con capacidad de rentar un lugar enorme.
La decoración es africana simulando un poco a la sabana, la comida (malísima rayando en lo pésima) dedicada a snacks variados, música (en su mayoria reggaeton o de banda norteña pa´cantar despechado), servicio un poco malo y micheladas que saben a pura salsa inglesa.
Sus puntos a favor les daría sus precios tan económicos, su buena ubicación (junto hay un crossfit así que si vas temprano puedes ver pasar hombre muy sensuales), los baños limpios y el shot de cumpleaños.
Ir resulta atractivo por la fachada, pero ya estando ahí puede resultarte abrumador que cada cierto tiempo pongan una grabación que dice «las niñas bonitas vienen a bule beers» o con la voz de un norteño borracho diciendo una introducción «chistosa» antes de que suenen las mañanitas, fácil en una noche lo escucharas ¡10 veces!

Creo que nunca en mi vida olvidare este lugar, fue en dónde tomé mis primeros shots de tequila. Para el récord, tome uno y medio (Jajaja, lo sé suena ridículo, pero es la verdad)
Se ha vuelto muy popular entre los jóvenes de Mérida, porque además de ser un buen ambiente, es barato. Está muy bien ubicado, en la parte de atrás hay estacionamiento, sólo que siempre se llena y te tienes que ir más atrás.
Es el lugar ideal para hacer una reunión de cumpleaños e invitar a todos tus amigos. O para tomar dos saliendo del trabajo. En realidad, no necesitas un pretexto muy elaborado para ir a Bule. Todo aplica.

Este lugar es ideal para pasar el rato con los amigos bebiendo cerveza, o para disfrutar de algún rico platillo de su amplio menú para la cena.
Ya sea que quieras cervezas, licores o cocteles para endulzar una agradable reunión con los compas, Bule Beers cuenta con diferentes promociones en bebidas, dependiendo de los días de la semana. Además, entre sus muchos platillos se cuentan unas jugosas hamburguesas, que son de lo que más me ha gustado de este lugar
Uno de sus mayores atractivos es su ubicación en la moderna y floreciente Avenida García Lavín. Desde la terraza de Bule Beers uno puede disfrutar de la suave brisa nocturna mientras contempla la luminosidad de esta avenida llena de tiendas y negocios. Su decoración exótica con motivos tribales y selváticos le da al lugar una identidad única.
Para brindar con los amigos o saborear una suculenta hamburguesa, Bule Beers tiene lo necesario en ambiente y sabor.