Carpintería de don Rafael

En los últimos meses adquirí varios libros y mis libreros se vieron saturados, así que me di a la fatigosa tarea de buscar un librero nuevo. He tenido muebles de triplay y la verdad es que, aunque son baratos, no me gustan y su calidad no termina de convencerme, por lo que esta vez decidí comprar un librero de madera, de buena madera.
Recordé entonces que en el camino que tomo para ir a mi trabajo hay un taller de carpintería. No tiene nombre, pero está en una calle transitada y expone en su fachada sillas, mesas, armarios, roperos y demás muebles. Sin hacerme más guaje, fui directo a ese lugar.
Ahí me atendió el dueño, Rafael Herrera, carpintero, a quien le dije lo que buscaba. Aunque no tenía libreros en venta, me aseguró que podría hacerme uno con las especificaciones que yo requiriese. Encargué, pues, mi librero de madera de pino –excelente pino sin nudos y fuerte, también manejan caoba– con las dimensiones necesarias y curado, es decir, barnizado y pintado de color café oscuro.
Me sorprendió el precio (1,800 pesos), que consideré barato, pues en otros lugares las cifras se elevaría muchísimo más. La calidad del material y el acabado es muy buena; el servicio, excelente (en menos de una semana me entregaron el librero y me lo llevaron a casa). Me dejó tan grata impresión que, estoy seguro, volveré ahí cuando se presente la ocasión pues uno puede mandar a reparar un mueble o contratar los servicios de carpintería, tapicería y pintura.