El Gran Café

En este lugar aprendí chuscamente lo que en Yucatán es el «pan francés». Era de las primeras veces que mis papás me visitaban en mi nueva situación yuca, y nos fuimos a pasear cual turistas. La primera parada fue ir a desayunar al Gran Café, justamente al bufet. Yo no traía mucha hambre y preferí pedir algo a la carta…
–Yo nada más un pan francés, por favor.
-¿Un pan francés? Así, ¿solo?
–Sí, pues, con azúcar y canela está bien, ¿o cómo lo sirven?
–Pues se lo podemos traer con lo que prefiera. Miel? O mantequilla y mermelada.
–No, pues, con azúcar y canela está bien.
El mesero se fue extrañadísimo, dejándome a mí extrañadísima, para volver 5 minutos después y colocar en la mesa un plato con un triste bolillo partido a la mitad. Azúcar y canela.
Después de la confusión, explicación y risitas de rigor, me trajeron mis «tostadas francesas». Tostadas francesas. Me sentí en serie gringa doblada, aunque me faltaría un emparedado y mantecado. Juá!
El lugar es un restaurancito tipo Sanborns, con el estilo así: cuidado; desde las mesas, hasta los uniformes de los meseros. Están chulas las mesas al exterior. Mis favoritas.
La comida ps, no es su fuerte. ¿Qué más se puede decir de un restaurante cuya comida no es su fuerte? Bueno, pues su café: tampoco es grandioso :/​Es una lástima porque si le metieran ganitas + con esa ubicación serían la bomba.
Igual y es su jugada para ser justos con el resto de los restaurantes y cafeses de Mérida, no? :3, Les dan chance, na más ^^ Buena onda.

Este café es una buena opción para el turismo por su magnífica ubicación e instalaciones de primera, sin embargo los alimentos dejan mucho que desear, sobre todo el café que resulta muy corriente e incluso insípido nada que ver con lo que esperas por el nombre del establecimiento.
La comida es decente, el buffet es bastante genérico y cuenta con lo necesario, nada extraordinario. Los precios me parecen adecuados aunque realmente deberían esforzarse más en aumentar la calidad de los alimentos si pretenden seguir manteniendo el mismo costo y con más razón si deciden aumentarle.
Fuera de lo anterior el local es muy bonito, la decoración resulta muy atractiva y en general el ambiente es bastante agradable. La vista desde el interior es excepcional pues deja contemplar la belleza del paseo Montejo y el remate. Considero que es una verdadera pena que un lugar tan distinguido e incluso elegante sirva una comida tan mediocre.

Durante unos días me quedé sin Internet en la casa y por mi trabajo y para conectarme con mi familia que vive del otro lado del charco se me hace imprescindible este invento. Para trabajar necesito un espacio tranquilo, o sea que la mayoría de cibers del centro no me servían ya que abundan los chamacos que chismean las redes sociales gritando o juegan a videojuegos de forma escandalosa.
Fue entonces cuando encontré El Gran Café, en el remate de Paseo de Montejo. Es una cafetería limpia, espaciosa, moderna, tranquila, con buen café y con una buena conexión a Internet. Como los técnicos que arreglan el Internet no son los más rápidos del mundo me pasé casi una semana yendo a diario a este agradable café. Si se quiere tranquilidad y aire acondicionado ya conocen un buen local.

Si andas por el centro en un fin de semana con mucha hambre, de esas, en las que comerías lo que se te ponga enfrente, es uno de los lugares a los que puedes acudir, pues por solamente $ 109.00 pesitos podrás disfrutar de un gran bufete y variedad, el precio de la comida es bastante accesible, aunque la comida no es nada del otro mundo, sin embargo por el precio vale la pena comer ahí, la vista dependiendo del lugar donde te sientes podrás disfrutar de una de las avenidas más bellas de la ciudad, el Paseo de Montejo.
Un buen lugar para ir con la familia después de un domingo de bici ruta, en el cual después de una buena actividad física querrás comer, la ventaja del lugar es que cuenta con mucho espacio, por lo cual podrás encontrar una mesa para poder disfrutar, además de que la atención me pareció bastante buena.
Puedes acudir ya sea en vehículo propio, caminando o tomando un camión desde el centro, pues no se encuentra muy lejos, además después de comer puedes disfrutar un paseo agradable por todo el Paseo de Montejo disfrutando de su bella arquitectura.

Ubicado en el Remate del Paseo de Montejo, El Gran Café es una excelente opción para desayunar, almorzar o cenar. Comenzando por el lugar en el que se encuentra, te dejará maravillado por la vista que podrás tener, pero no sólo eso, sino a los platillos que ofrece para los clientes, definitivamente tienes que probarlo.
En mi experiencia personal, recuerdo haber ido a desayunar alguna vez con mi actual esposa, cuando fuimos novios y recuerdo haber pedido unos chilaquiles. Realmente quedé muy satisfecho por la comida y más que nada, por la plática que tuve y como se podía apreciar una parte del Paseo de Montejo.
Como podrás darte cuenta, es ideal para las citas, pero también para comidas familiares o una pequeña reunión con amigos. Además, si fueras los sábados por la noche, podrás deleitarte, saliendo, con las actividades culturales que se realizan en los alrededores del negocio, no te lo pierdas.

Nada peor que comer algo malo y más PIORRR si es en Mérida, donde en general la comida está bastante buena. Pues después de una mañana ajetreada de caminar y conocer la bella Mérida, llegué pero que me comía hasta al mesero. Buffet por $ 109 pesitos, no suena tan mal y con el hambre que traía, sonaba a serenata por los mismísimos ángeles. El lugar es hermoso, así que prometía mucho, aunque para mi pesar la calidad no fue de mi agrado.
La comida estaba malona, como que engordar por engordar como que no es mi máximo. Los chilaquiles aguados, con salsa insípida, los molletes no estaban tan malos, pero nada especial. La cochinita pibil fue lo más decente que probé y tampoco fue el gran platillo, eso si, el pan dulce está bueno y los jugos son ricos, el verde es el mejor y si puedes evitar el café, hazlo.
El servicio muy equis tirándole a malo, ño, ño, ño.

Tener el trabajo de turista no es fácil ya que, son caminatas largas sin parar, las perdidas son el pan de cada día y si el idioma no es el tuyo, siempre es una gran tarea a la hora de descifrar. Pero para poder ser un turista de excelencia, siempre hay que tomar un buen desayuno de campeones, para así, tener las fuerzas necesarias para poder recorrer todos los rincones posibles.
En esas arduas caminatas llegué al restaurante El Gran Café a tomar un rico desayuno y me topé con la maravillosa noticia que era buffet. Tienen una gran selección de platillos mexicanos yucatecos. Como buena cerdita Peggy italo chilena mexicana, comí unos tradicionales chilaquiles, que la verdad no estaban mal pero tampoco bien, simplemente me quitaron el hambre, y como la sed era grande me tome un par de jugos de naranja que eso si me gustó.
El Gran Café es ideal para llenarte con todo lo que puedas comer pero no necesariamente es un gran sabor. Es un lugar que puedes olvidar fácilmente, bueno no tanto porque o sino no hubiera podido escribir esta reseña.

Un buen domingo sentí que todo lo podía hacer, así que me fui a la biciruta con el plan de terminar el ciruito y después buscar algún lugar para desayunar. Desafortunadamente el plan no funcionó como lo esperaba, porque al terminar el Paseo de Montejo el hambre ya estaba causando estragos en mi cuerpo. Lo bueno de todo esto es que El Gran Café estaba abierto y pude probar el buffet tan anunciado que había estado saboreando desde que leí «Desayuno Buffet» en su fachada por primera vez.
La gente que realmente me conoce sabrá que unos masudos chilaquiles verdes con huevito revuelto, acompañado con jugo de naranja y café, es la clave para hacerme feliz, y en este lugar pude encontrar una olla llena de estos alimentos (Uai, les juro que esto babeando mientras les cuento esto).
Además, el buffet también te ofrece fruta, molletes, cochinita, frijoles y muchas otras cosas más para completar tu desayuno de campeones, sin mencionar que de postre también puedes tener tostada francesa y algunos derivados de ésta.

Antes de entrar por primera vez pensé que solo era el punto de reunión de gente de edad avanzada y con una gran pensión que les permitiría el lujo de pasar ahí toda la tarde tomando café con leche y pastelillos. La verdad no sé por qué tenía yo esa impresión. En fin, un día que andaba con uno de mis mejores amigos caminando por el parque de Santa Ana, decidimos entrar a desayunar.
Sinceramente no me pude quejar. Aunque el lugar tiene más la apariencia de un restaurante que de un café, no está nada mal. Antes de que mi amigo decidiera irse a estudiar fuera, regresamos varias veces. El servicio es bastante amable. Los paquetes de desayuno están bastante variados y los precios no son muy altos.
Yo casi siempre pido enchiladas o el sándwich club, ahora que éstos últimos están al 2×1 es un buen momento para recomendar que vayas a probarlos.

Alright. We talkin’ smoothies? Because DAMN the smoothies here are on point. I ordered the mango smoothie with chili swirl and before you go WHAT THE HECK IS THAT on me, let me tell you I’ve tried smoothies all over the place (namely Vietnam and hundreds of locations in the U.S.) and I’ve never, ever, EVER had a smoothie like this. The mango smoothie is rich, creamy, sweet, a bit tangy, and a spicy kick to top it off. It’s thick and delicious, and if I had one drink to have for the rest of my life a martini or water or this mango smoothie would probably rival one another.