La alberca Aurora era un muy buen lugar para aprender a nadar, sobre todo para los niños pues no es nada cara(es una alberca pública) y el agua solía estar limpia, con buenos maestros dispuestos a ayudar. Lo malo es que últimamente ha habido muchas quejas. Para empezar, el descuido y deterioro es evidente, hasta en su fachada. Muy seguido falta el agua caliente y las clases son deficientes. Dejan a los niños muy desperdigados, no hacen énfasis en la técnica. Las albercas públicas de la ciudad no están subsidiadas, tienen que generar dinero de pequeñas cuotas, pero tal parece que estas no van a donde deben.