Siempre me han gustado las tiendas de artículos militares. Esta no es la excepción pues fue una de las primeras con las que me topé dando vueltas por la ciudad. Desde que me acuerdo, y es algo un tanto extraño, una señora siempre ha atendido el lugar. No es cuestión de género, pero es poco común que una mujer se haga cargo de un lugar como éste. Hay que reconocer que su servicio es diferente, más amenos, más divertido, porque la señora conoce mucho del tema. Más que comprar, a veces uno puede pasarse el rato platicando sobre asuntos de guerra y armamento. Sólo una vez he comprado aquí un pantalón de cargo, pero más de una ocasión me he detenido a charlar y salgo del lugar son una sonrisa y con nuevas experiencias. Artículos nacionales y de importación, ropa para supervivencia, googles, cazadoras, botas, cascos, mochilas, insignias… y muy buenos temas de plática.