La mañana del domingo tiene ciertas relaciones irrompibles: La Resaca, Chabelo, salir a la calle en pijama, los aferrados corredores que andan dando tumbos desde las 5 de la mañana, entre otras. Pero, sin duda, mi favorita y la mejor de esta relaciones es con la barbacoa. A lo largo de la ciudad, en las mañanas de fin de semana uno puede encontrar puestos con más o menos la misma fórmula de taquitos y consomé. ¿Este lugar es diferente? No, básicamente es lo mismo, con la adición de una interesante oferta de quesadillas. Y entonces, ¿por qué le hacemos una reseña? Porque está de poca madre, porque lo sencillo por lo general siempre es lo más bello, porque es un buen negocio familiar, porque los tacos son de doble tortilla recién hecha de maíz azul, porque para ser feliz en domingo no se necesita nada más para ser feliz. El servicio es rápido y atento, además si les caes bien y los dioses están de tu lado te regalarán un tlacoyo al momento de pagar tu cuenta. La barbacoa siempre es buena, no importa dónde esté. (PROTIP: pidan una quesadilla de queso con barbacoa o pancita y vayan directo al Valhalla)