Barbería Da Pietro

Es todo un viaje en el tiempo esta barbería. Y sí, te dan una buena afeitada al ras si la pides con todo y la toalla caliente al final. En lo particular es una experiencia que disfruto, aunque claro, el corte de cabello no pasa de los estilos clásicos, porque los que lo hacen aquí dudo que a estas alturas se les pueda enseñar la alta peluquería de moda. El clásico corte de caballero o de militar, no hay pa más.
Los detalles de madera y en general toda la decoración está de película. Los productos de belleza en sus nuevas presentaciones vistosas la verdad hasta desentonan aquí.
Ostentan en la esquina de la entrada el típico símbolo de los barberos y peluqueros, el cilindro rotante helicoidal con los colores azul, rojo y blanco. El origen de este signo es curioso, ya que antes los barberos también practicaban procedimientos médicos, conforme ambos oficios se fueron separando adoptaron cada uno su poste, siendo el de los médicos un poste totalmente rojo, éstos últimos lo dejaron de usar, mientras que el de los barberos continúa hasta la época y es una convención casi mundial, digo casi porque en algunos países asiáticos indica que el local es un prostíbulo, pero yo juro por la memoria de mi abuelo chino, que yo estaba genuinamente buscando una buena afeitada. Punto.

Mi estimados hombre, todavía quedan rincones donde podemos ir a pulirnos sin estar abrumados por la ondee metro sexual o hipster.
Ahí, los hombres son hombres de verdad y… Ok ya, no es para tanto. Lo que si es cierto es que, son poco los lugares como este; es triste pero cierto: las barberías son una especie en peligro de extensión.
Aquí, te afeitan con navaja (de esas que usa Johny Depp para degollar a medio casting en Sweeny Todd) o te delinean la barba y después ponen paños calientes, impregnados con lavanda, para suavizar la piel de la cara. Te ofrecen un café y pasas a que corten el pelo.
Lo digo en serio, me provoca nostalgia, pues me hace recordar cuando acompañaba a mi abuelo a la barbería y después íbamos a comer algo. Ojalá y existieran más barberías como esta.

Bienvenidos al túnel del tiempo…
¡Genial… una barbería! Ya quedan muy pocas, puro salón de belleza y estéticas, cuyas diferencias, la verdad, se pierden entre sus semejanzas.
La Barbería da Pietro llama la atención de los visitantes de Plaza Inn por su fachada de madera, su ventanal con cortinas de encajes, sus vitrinas llenas de fotos antiguas e utensilios que usaban los barberos en otras épocas y, por supuesto, por su poste de rayas, típico de las peluquerías.
Y al cruzar el umbral, quedas fascinado con la decoración interior, que termina de transportarte a las antiguas barberías: grandes sillones rojos, como los que se usaban antes en esos negocios, percheros, un enorme reloj y muchos detalles decorativos en madera que le dan un ambiente muy cálido.
Me encantan los lugares que se esmeran por mantener, o por recuperar, las tradiciones, y estoy segura de que éste en especial es el favorito de muchos hombres, aunque también cortan el pelo a mujeres, lo que sí a ellas no les arreglan el bigote ni la barba a menos que lo pidan.