Bósforo

Gracias por todos! I loved it and so did my bachlorette friends. We sipped mezcal and tried exotic Mexican cuisine, with much laughter and love in our hearts. This place feels really good and special. They really helped me organize our dinner party last-​minute after another location cancelled my reservation. The bride was over the moon! We all loved our experience! I plan to return on my next trip to Mexico City.

Buensismo. Ambiente tranquilo y buena música. Tapanco cómodo y las mejores quesadillas de chapulines.

Bósforo un oscuro y enigmático lugar cuya ubicación con aires de clandestinidad, esconde las maravillas que ofrece éste pequeño espacio y las muestra a los afortunados que deciden atravesar el estrecho entre la calle y la cortina de terciopelo roja .
Una vez adentro te encuentras con una barra de herrería y madera que abarca la totalidad del largo de la pared, con banquitos sencillos para que te sientes a disfrutar los placeres de escuchar buena música, la gran mayoría muy under, pero con ambiente propicio para platicar a la luz de la vela. Poco más adentro está la barra de cantera donde exponen la amplia variedad de mezcales, todos ellos escritos en una pizarra, que por la escasa iluminación, no siempre se logran apreciar bien los nombres y si acaso logras distinguirlos, son tantos que resulta un poco abrumador elegir alguno, por eso te sugiero que le preguntes al bartender de tu elección para que te dé un empujoncito dependiendo el mood que lleves, o bien podrías probar un espadín para ir entrando en calor; cabe mencionar, que su basto repertorio es traído de diversas zonas del país, pero como principal distribuidor el estado de Oaxaca.
En el lugar también hay una pequeña salita en un tapanco (mi sitio favorito) con una alfombra que cubre todo ese espacio donde puedes instalarte cómodamente en un cojín o en el silloncito, aunque eso sí, las escaleras que te conducen hasta ahí son bastante estrechas y hay que tener precaución al usarlas.
Además de mezcales, también tienes la opción de beber cerveza nacional de las marcas ya conocidas o bien cerveza artesanal, aunque si te inclinas por algo más fresco y natural, puedes elegir el agua del día que puedes tomarla sola o con piquete, la de maracuyá es buenísima!
Todo esto no podía ir sin acompañamiento, es por ello que te llevan una botana riquísima de cacahuates fritos con ajos y chile de árbol.
En general el lugar y el servicio dejan un muy buen sabor de boca, los precios son un poco elevados, pero lo vale totalmente!

A magical moment in our adventure was following our instincts to this little hideaway bar, the guacamole is superb, along with the service. Try the mezcal here, it’s truly divine!
I wish I could take this place home with me.

Intimate bar that knows its mezcal. None of the pretentious 300 peso copitas that one finds in the Coyoacan or Condesa mezcalerías. Enjoy the mezcal and don’t be afraid to ask questions. The staff is accommodating and is there to educate.

Mezcal del bueno, mezcal a punto de veneno. El Bósforo cumple con ello, tiene una diversidad de mezcales acorde a la zonas de producción del mismo, no puedes salir sin probar la quesadillas con de chapulines y salsa de molcajete; si en dado no es tu hit, los cacahuetes de ajo no fallan. Suerte!!!

¿Mezcal? Sí, Bósforo es de esos lugares que ofrece una rica y variada oferta de esta bebida que hoy es la favorita de muchos. Puedes probar diversos tipos de mezcal, acompañado de sal de gusano y otro tipo de botanas.
Para quien prefiere lo básico están las cervezas. Más allá de lo bueno que puede ser tener una carta de mezcales como esta, el ambiente del lugar es único. Entre amigos o con quien quieras la pasarás muy bien, entre el bullicio de gente iluminados por la luz tenue que da un toque de clandestinidad a este establecimiento que inicia tras la cortina de terciopelo roja que te da la bienvenida.
Hay un pequeño tapanco con algunos cojines, por si vas con varias personas. El playlist musical es de lo mejor. No dejes de ir si te agrada descubrir nuevos lugares.

My husband and I spent two awesome evenings here on our recent trip to Mexico City. Bosforo was recommended to us by our AirBnB host. I don’t think that we would have found it without him, because there isn’t a sign; you just have to find the open doorway! But as soon as you walk in, you’re in a cosy, comfortable, friendly little bar with a nice clientele and excellent bartenders.
First of all, Bosforo has great prices for their mezcals. Everything we tried was between 55 and 80 $ (Mexican), and some of these same drinks we were seeing on restaurant menus for well over 100 $. Plus the selection is very interesting, arranged on a chalkboard by place of origin with prices and names clearly written. There must have been at least fifty options, probably more. They also serve a selection of cheap (35 $) and nicer (80 $) chilled beers. They don’t do cocktails. With your mezcals or beers, you’re given orange wedges and a tray of garlicky spiced peanuts (I loved these).
Second, the bartenders here are lovely. On our first visit, when the bar was quiet, we were simply asked what type of mezcal we wanted to try. Herbal? Smoky? Very strong? We went by flavor and found some that we loved. It was obvious that the bartenders knew the mezcals; one of them even tasted a mezcal that we selected because she hadn’t tried it before. On our second visit (a Friday), things were crowded and noisy, so we picked at random and still weren’t disapointed. Despite the crowd, the bartenders were quick, helpful, and extremely kind to us despite our terrible Spanish!
Finally, the atmosphere here is great. It gets noisy when crowded, but the music is kept tasteful and not too loud, and the patrons did not seem at all out of control. There is seating along the bar and along a back wall, and standing room around the doors. Up a small flight of stairs, there is a loft with floor cushions for about twelve or fourteen people.
We left wishing that there was a Bosforo in our neighborhood at home. Highly recommended.

Este lugar es mi favorito para el mezcal: sí, está medio oscuro. Claro, los bancos de la barra pueden volverse bastante incómodos después de un rato (aproximadamente 15 minutos) y –tienen razón — tampoco son especialmente esmerados en el servicio. Y ajá la carta de comida tampoco abunda en opciones.
A juzgar por estos puntos, cualquiera pensaría que es un lugar de dos a tres estrellas… sin embargo su selección de mezcal es por mucho la mejor de la ciudad. O al menos es lo que yo creo: más una colección en la que se siente una verdadera «curaduría» por parte de estos expertazos que además te explican las sutilezas entre mezcales de distintas variedades de agave: las comunes, las silvestres y las absolutamente raras (en el mejor sentido de la palabra).
La música también es una delicia, a menos que seas de los que te gusta el pop. Pensándolo bien, si te gusta el pop este lugar no será para ti. Pero si aprecias una experiencia diferente y los mezcales auténticamente artesanales, vas a disfrutar mucho el Bósforo con sus defectos, sus virtudes y toditas sus delicias!

Instant favorite! La experiencia empieza desde que se abre la cortina de terciopelo rojo (con algo de recelo, he de admitir) que permite la entrada a este lugar iluminado de manera muy tenue y cuya decoración es casi nula, desde ese punto se puede apreciar lo atípico que es Bósforo.
En la parte de abajo hay una barra a lo largo de toda la pared con algunos bancos y la barra de piedra en la que sirven directamente las bebidas. En la parte de arriba (que miedo las escaleras! son un tanto angostas) hay un espacio suficiente como para unas 15 personas sentadas en en suelo, ya sea en almohadas o en los tapetes tipo persas, por lo que podría resultar una experiencia más privada al ir con un grupo grande de gente.
No tienen carta, sólo escriben los diferentes tipos de mezcal en un pizarrón que apenas si se puede leer debido a la escasa iluminación. De acuerdo con el mesero, hay 80 tipos de mezcal, por lo que si no se es experto en el tema o resulta agobiante ver tantas opciones, se puede acudir a los meseros para recomendaciones de acuerdo al sabor que se busque. También tienen varios tipos de cervezas artesanales y las tradicionales, así como aguas de pulpa natural de frutas preparadas al momento a las que se les puede agregar el mezcal si se desea.
La música es extraordinaria (en todo el sentido de la palabra), proveniente de varias partes del mundo y de géneros muy diversos, se escucha a un volúmen perfecto para apreciarla al mismo tiempo que se tiene una plática.

Una verdadera joya escondida en pleno centro. El lugar es acogedor y está oculto a la vista de los paseantes. El servicio de primera,
Las bebidas variadas y muy buenas. En la noche sirven unas quesadillas divinas. Recomendable ampliamente

Hasta ahora mi mezcaleria y bar favorito, esto por que es un lugar con un exelente gusto musical y eso para mi es muy importante. Su seleccion de musica finisima por lo general varia del kraut rock hasta raices y progresivo. (GROOVY — soy hippie)
EL MEZCAL: tienen de todas partes de la republica dependiendo que dia vayas es lo que tienen y cambian siempre, a veces tienen de sabores, a veces simplemente varian entre seco, ahumado, joven, etc. Asi que cada vez que vayas puedes estar seguro de que degustaras algo buenisimo del mejor licor que existe (el mezcal, obvio)
Yo siempre confio en las bartender que me recomienden algo por ke ya saben lo que me gusta (las amo!!) jiji los precios varian desde 50 pesos hasta 70
CHELAS: artesanales y las de siempre, no soy muy fan d beber cerveza asi que ni como explicarles. También tienen aguas d frutas por si no tomas alcohol puedes hecharte un aguita que tmb son muy buenas todo es natural y fresco
LA COMIDA: siempre tienen botanas como cacahuates y semillas riquisimas al ajo y picante pero PIDETE LOS CHAPULINES si quieres picar, son ricos. Y bueno, si tienes mas hambre. Sus legendarias quesadillas de chapulines que son increibles, estan muy bien hechas, buena porcion, llenas bastante y asi tomas mas, jaaa ja!
Por lo general voy entre semana o bueno la vedad es que voy todo el tiempo que se me alarga la peda y decido irme a un lugar termino ahi, sin dudarlo, hasta el cierre ja ja. Eso si, siempre digo ke me voy a tomar un par d mezcales y termino tomandome como 20 y pagando un cuentonon pero vale la pena, ojala sirvieran los mezcales mas grandes. Es un mini shot pero bueeeno de todas maneras sere fiel por todo lo demas :)
Lo que no me gusta es que los viernes… Ughhh no puedes ni caminar pero bueno ya pedo te dejas llevar por la ola de gente woohoo (por eso prefiero ir entre semana)

Después de una inauguración –aburrida hasta más no poder– de un cierto festival en el Centro Histórico, lo único que quería era regresarme a mi casa pero la amiga que me acompañaba me dijo: –Te voy a llevar a un lugar escondido para que la pases mejor– (el comentario suena a algo más pero no es así)… Y ese fue el Bósforo, ahí se me olvidó el mal rato anterior y salimos de ahí tipo 2 de la mañana. Lo mejor para contrarrestar el tedio en una noche de jueves es el «estrecho» del Bósforo.

El Bósforo es una mezcalería del centro que te hace sentir como si estuvieras entrando a un lugar de bohemios secreto. El local se esconde detrás de una cortina de tercio pelo roja y al pasarla, te reciba un pequeño local que está compuesto por una larga barra. En e lugar se respira un aire de misterio, quizá sea por la extremadamente tenue luz que alumbra el lugar. La decoración del local es rústica y si caminas hasta el fondo del lugar (cosa que no debe de llevarte más de 15 segundos) podrás ver entre las sombras un tapanco que contiene petates y sillones puff para que te recuestes.
La atención del lugar es bastante amable, aunque siempre sientes un tono de seriedad. Hay muchos mezcales provenientes de varias zonas del país que se ofrecen para todos los que van a consumirlos. Mi recomendación es el tobalá (un poco más amable que el minero) o bien un espadín y por supuesto una cerveza para acompañar la suave música de fondo. Ideal para echar el trago antes de una noche de fiesta por el centro.

Para ser claro y preciso, el Bósforo es un lugar pequeño, donde sirven mezcal artesanal y tiene un tapanco donde solo hay lugar para reclinar horas de cansancio o ausentarse acompañado del efecto mezcalero. La música y la atmosfera, incitada por la luz baja y el tono de los muros, son un conjunto que puede hacer toda una noche perfecta.
La entrada es muy extraña, porque no hay nada que anuncie o dé una idea de lo que te encontraras una vez que hayas recorrido las cortinas.

Alguna vez pensaste encontrar una mezcalería atrapada en un edificio art-​deco, que es separada de la calle por una cortina de terciopelo negra, que es terminada al fondo por un pequeño tapanco, que es partida a la mitad por la barra y cuya estancia es pequeña y hasta incomoda. Todo bajo un techo alto y con poca iluminación, todo musicalizado con las más raras canciones, post-​electrónicas, del neo age y donde te puedes encontrar a algún miembro de la farándula patibulario y perdido, ¿no? Pues este lugar existe y esta enclavado en la misma cuadra donde pintores como Daniel Lezama salen a dar la vuelta, se llama el Bósboro y es el sitio ideal para que vayas echarte un buen mezcal, una rica chela y acompañarlo todo con un puño de chapulines, una granada de moco, una lima con un poco de sal de chile. Un lugar intermedio, para iniciar el pre-​copeo que muchas veces se convierte debido al buen ambiente en destino final.
Bar que te atrapa y luego obsesiona.

Un lugar totalmente perdido en el centro de la ciudad, a esta mezcalería no llegas sin recomendación y muchas señales.
Es un garito muy oscuro pero divertidísimo, en el segundo piso te sientas en el suelo y la parte de abajo se llena bastante rápido así que hay que llegar temprano.
La especialidad son los mezcales, desde el clásico espadín hasta unas mezclas caseras con 4 tipos de maguey acompañado de las típicas rodajas de naranja, y, en temporada, de capulines.

Es una barra de mezcales y cervezas escondida tras una cortina de terciopelo rojo. Si ves que la puerta de metal está cerrada empújala o toca fuerte, pues parte del concepto es generar una atmósfera de clandestinidad la cual es reforzada por su iluminación a media luz. Hay un tapanco con petates para recostarte.
Es un escenario «tarantinesco» en donde Tom Waits estaría muy cómodo.

Comienza tu comentario… Quién iba a decir que ese lugar con cortinas que pintaba de mala muerte iba a ser totalmente uno de mis lugares favoritos, uno de esos lugares que encuentras porque seguramente querias pasar al baño y terminaste quedándote hasta el final, pues el Bósforo trae toda esa onda que quisieras en un Bar, poca gente, mucha platica y mucho baile, la primer vez que fui estaba tocando un DJ que mezcla la cumbia y éxitos de los 90’s con vyniles y hace que todos se pongan a bailar aparte de que el trae toda la actitud. Luz tenue y una barra, donde pedir mezcal y chela es obligatorio, este lugar es de esos que no quieres decirle a todo el mundo porque así como es y con la gente que va está bien, así que es recomendable que si quieres escapar un poco de la rutina e ir a los mismos bares con la misma gente hablando de lo mismo todo el tiempo este es el lugar indicado, y no olvidemos que si ahora ya te entro el munchies a lado están esas baguettes buenísimas.

Uno de los lugares más enigmáticos y valiosos del Centro Histórico, que vale la pena conocer, descubrir y luego repetir la visitia.
Este pequeño lugar con barra de piedra y un tapanco, se mimetiza con una de las calles menos transitadas del centro, justo enfrente del Teatro Orfeón se abre un cortina que descubre las luces tenues entre amarillas y azulosas del Bósforo.
Ya adentro recomiendo tomar un mezcal Tobalá — aunque si no estás seguro, las chicas que atienden te pueden ayudar a elegir– mientras esperas que tu quesadilla de chapulines con frijoles y nopalitos llegue a tu lugar.
Si lo prefieres, también hay agua de sabores 100% natural, prueba la de guanábana.
Los precios son un poco elevados, pero bien lo valen la calidad del mezcal artesanal y la visita a este sitio único con aire clandestino

Si te gustan los lugares atípicos, que te garanticen intimidad y buen mezcal, debes venir a Bósforo, pedirte un espadín o minero y perderte en su lisa barra de piedra iluminada por una lámpara de cristal en tonos rojos que le otorga cierta nostalgia a una de mis esquinas preferidas en esta gran ciudad.
La decoración es mínima y rústica, el lugar se esconde detrás de unas lonas gruesas, y no tiene anuncios por fuera. Es una especie de pasadizo secreto. Aún conserva su espacio grande tipo bodega, y en el fondo hay un pequeño tapanco para tumbarte en el suelo, disfrutar los asientos tipo puf y la oscuridad.
Los mezcales que venden los traen de varias zonas del país. Anteriormente era un sitio clandestino, por ello no tiene anuncios afuera y conserva esa discreción extraña con mínima decoración y rústicos arreglos en su barra y baños. Aunque parece un sitio extraño, lo auténtico que logró conservar le otorga cierta belleza que seguro disfrutarás en todo momento.
La música es variada y suave, muy en tono al ambiente clandestino. Si no tienes mucha experiencia en mezcales te recomiendo dos: el minero o tripón, y el agave azul. Son suaves y no tan intensos para empezar a educar el paladar mezcalero. Te ponen fruta natural para degustar el mezcalito. Naranjas con chile piquín, cerezas y limones. Venden algunos antojitos como quesadillas para picar, pero Bósforo es la esquina ideal para echar trago y pre-​copear.
Si vas y tienes suerte alguna madrugada podrías encontrarte al «Santanero», un músico callejero que deambula por el Centro Histórico con un peculiar «diablito musical». Es un señor alegre y pintoresco que jala un «diablo» cargado de instrumentos musicales y toca diversas piezas rodeado de almas alegres.
Bósforo se ubica en la calle de Luis Moya #31, esquina con Independencia en el centro de la Ciudad de México. Abren martes y miércoles de 15:00 a 1:30 de la mañana, y de jueves a sábado de 15:00 a 2:30 horas. Te queda cerca el metro Juárez y Bellas Artes.

A veces, la puerta de un lugar nos dice mucho. Pero, si la puerta en realidad es una cortina de terciopelo rojo, lo único que pasa por tu cabeza es: ¿qué hay detrás? Siempre que llevo a algún amigo por primera vez, le digo que no tenga miedo, no es un lugar clandestino.
Un gran barra de concreto, algunos bancos, otras pocas lámparas con luz tenue, la decoración es sobria. Es un lugar para ir a platicar con tus amigos, aunque también está permitido ir solo, tomar un mezcal y seguir tu camino en la vida.
El mezcal está de moda (aunque parece que ya está cediendo su lugar al pulque), pero en este lugar el mezcal que ofrecen es para verdaderos conocedores, traído directamente desde Oaxaca. Si tienes suerte, asiste a las noches de cata de mezcal. Por favor, prueba las quesadillas con hoja santa y chapulines, acompañada de frijoles.