Breakfast

Desayuno snob sobrevaluado.
Porciones muy pobres lejos de la calidad en ingredientes que esperas.
Muy caro para lo que es, al grado de pagar una cuenta europea con estándares que distan mucho de serlo.

Que gran lugar para un domingo en la mañana! El desayuno delicioso y la casona te acoge!

Excelente opción, ambiente maravilloso, buen sabor, porciones acorde a su precio, brunch abundante de panes, frutas, jugos, café, té y desayuno, atención impecable.

Me encanto el menú de brunch todo el día, el lugar tiene mesas afuera y muy bonita decoración adentro. El servicio es muy bueno también, el único comentario es mas variedad de panes dulces, se acaban muy rápido.

Muy buena opcion para el brunch el servicio es de bueno a malo los huevos benedectinos lo mejor

Buena opción para echar el brunch dominguero. Muy bonita la casona. La comida está buena sin más. El servicio, 2 – 2, tardan mucho en atenderte. Me gusta que puedo sentarme afuera con mis perros.

Un palacio muy bonito, bien decorado, y con buenos desayunos. Se venden los muebles que hay en el interior, y la verdad es que es muy cómodo para estar. La comida no es lo mejor del mundo, pero sí está bien. En general es un buen sitio para venir y recomendable.

Es un lugar hermoso, que transporta en geografía y tiempo, la comida a mi me gustó aunque sin duda es costoso.

El día estaba nublado, buscábamos un sitio acogedor para desayunar y este restaurante nos pareció ideal. Es una casona muy bonita con muchas salitas para desayunar o tomar un café o té.
Fui con mi mamá y mi hermana y teníamos muchas cosas de qué platicar, y el lugar se da perfectamente para eso. El pan está rico, el café también y la atención es muy buena. Pero la comida no fue nada del otro mundo: yo pedí un quiche que dejaba mucho que desear. Le faltaba queso, yo creo… y sabor, en general. Mi mamá pagó la cuenta, así que no sé exactamente cuánto fue, pero si sé que barato no estuvo.
Conclusión: ¿Regresaría? Tal vez, pero sólo a tomar un café y platicar.

Decepción es la palabra que define mi opinión sobre el lugar.
Lo encontré con una amiga cuando caminábamos rumbo a Casa Constanza y moríamos de hambre, así que la casona de la Roma, donde se encuentra el local, y su mobiliario afrancesado nos sedujo y nos dejamos timar.
Aunque nos atendieron super rápido y los meseros fueron muy atentos, el concepto no me gustó nada. Una carta muy pequeña y comida pretenciosa es lo que ofrece el lugar, pero las porciones y la sazón no vale el precio excesivo que estas pagando.
La verdad lo único que merece mención del lugar es su increíble decoración: arañas hermosas, sillas ornamentadas, todo se encuentra a la venta, por si te enamoras de alguna pieza en especial.

Breakfast, más que un restaurante se trata de un showroom de muebles/​antigüedades con el «plus» de que puedas desayunar ahí hasta las 8 de la noche. El lugar es pasado de pretencioso y sirve mimosas hechas con Moët, lo cual se me hace tan ridículo como hacer sangría con un buen vino tinto. Sirven café Nespresso y platillos clásicos del brunch y desayuno tipo europeo. La comida no es nada mala pero estando ahí me sentí medio sofocada por el ambiente conservador-​barroco. Los meseros te atiendan como si estuvieras cenando en el Pujol y se me hace too-​much. El edificio en si es precioso igual que la esquina en dónde se ubica pero a final de cuentas Breakfast no es mi estilo.

Una vieja casona de la Roma con estilo porfiriano y una terraza con mesas y sillas llaman tu atención. Sin duda alguna el lugar es muy bonito y toda esa decoración te invita a pasar una comida espectacular. El concepto es creativo, puedes desayunar los clásicos de la cocina francesa a cualquier hora del día y todo el inmobiliario del lugar lo puedes comprar. Yo caí redondita con el concepto de desayunos todo el día que es algo que me encanta.
La carta no es muy grande y al principio estás engañado por tan bonito lugar pero la realidad es que la comida no es tan buena ni vale lo que te están cobrando. Es pet friendly por si eres de los que no tienen donde dejar al perro, el servicio fue excelente pero no tenían todos los platillos del menú. El concepto tiene onda por lo que por lo menos es interesante darse una vuelta.

Tendré que ser muy honesta: me produce un repele horrible lo pretencioso que es este lugar. Para empezar, el hecho de que la carta sea sólo de desayunos me da ansias. Esto no es Nueva York, es la ciudad de México, la gente NO tiene la costumbre de comer huevos benedictinos a las dos de la tarde. En segunda, el concepto de restaurante/​tienda de finas antigüedades me parece que vuelve todo súper acartonado. Siento que lo trataron de hacer como la casa de verano de un Lord inglés y que de cualquier esquina va a salir un oso disecado a medio rugir. Por el otro lado, tiene una terraza que sí está muy bonita y que está muy a gusto para pasar una mañana de fin de semana.
Sobre la comida, yo pedí un Croque Monsieur, que estaba bastante bueno (carísimo, obviamente); el café no es el mejor que he probado y el jugo pues…¿qué tanto se puede ahondar en un jugo? He escuchado de mucha gente que le encantan los huevos benedictinos y los omelettes de aquí, entonces seguro están muy buenos.
Como conclusión puedo decir que es un lugar completamente evitable, si te gusta mucho lo trendy y los huevos benedictinos posiblemente te encante, pero yo soy más de la idea de invertir ese dinero en un lugar con mejor comida aunque no sea tanto un «hot spot».

Este lugar que abrió en el 2012 combina en una casa re-​modelada un restaurante con una tienda de muebles y antigüedades. Desde que escuché el nombre, me dieron ganas de ir. Como el brunch es mi comida favorita y el lugar se llama «desayuno» decidí ir una mañana de sábado, justo cuando tienen su menú especial de brunch. Este menú cambia cada semana, con base en la inspiración del chef. El menú incluye jugo, fruta, café, el plato fuerte y un pan dulce. El día que fuimos las opciones eran omelette de salmón o croque monsieur. Pedí el croque, sin jamón. Estaba muy rico.
Algo que me dejó muy buena impresión fue que en la mesa de al lado habían dos chavos que cuando vieron el menú llamaron al mesero porque uno de ellos era vegano y no habían opciones para él. La dueña que estaba ahí se acercó luego luego a ver cómo ayudarlos y fue a hablar con el chef para ver qué le podían hacer especial. Ya sólo por eso regresaría aquí.
En general diría que la comida está rica y aunque no es el mejor desayuno de mi vida, el lugar está precioso, muy padre decorado y con una terraza muy a gusto. Es una muy buena opción para un brunch que se alargue por horas.