Cafetería las 4 Estaciones

El ambiente en general es relajado a excepción de entre 1y 3pm, que es cuando se llena y hay que esperar un poco a que se desocupe una mesa.
Amenizan el lugar con música muy agradable y tranquila (bossanova, jazz, instrumental) y puedes llevar tu lap o un libro y leer cómodamente o navegar en Internet.
En el menú a la carta, recomiendo los «molletes 4 estaciones», tienen queso de cabra y champiñones, una delicia cuando el chef está de buenas y mezcla bien los ingredientes!
Además de la carta, tienen comida corrida diario, variando el plato principal. Las guarniciones son casi siempre consomé de pollo, pasta, arroz o alguna crema de vegetales. Los precios son muy accesibles.
Lo único que deja una sensación de incomodidad es el servicio que proporciona la chava que atiende el lugar, es sumamente seria y poco amable, de pronto es incómodo hasta pedirle algo.
Otra cuestión son los sillones de vinipiel que son extremadamente reducidos y los comensales, incluyéndome, evitamos sentarnos en ellos o buscamos cambiarnos a las bancas de madera lo antes posible.
La decoración es agradable, tiene un estilo un tanto vintage ahora que lo remodelaron.

Vaya, otro cafecito en el centro de Tlalpan. No está mal, al menos no guarda las secretas intenciones de volarte los sesos con su pésima imagen, la promesa de una crápula, ni guarda en su interior procaces con el fin de esquilmarte, mentirte, engañarte. Chistoso, pues no es tan pequeño, pero a su lado, los negocios fresones parecen más grandes y más sólidas las moles de concreto con luces de néón. El tema, pues no creo que lo haya. Sillones de piel y mesas con sillas de madera y plástico. La chica que atiende no es una bomba de paroxismo, pero tampoco es una estatua, una piedra que no revela gesto alguno. Las chapatas y los cuernitos están chidos; el café no es una maravilla, pero tampoco desagrada. Los precios, para la zona, no resaltan sus ansias de devorarse al mundo con sus costos. Lindo para pasar un rato tranquilo, ojo, cierran a las seis. Como no se llena tanto (no vende alcohol), ideal para arrimarte a un rinconcito y leer sin molestias.