Cantera UNAM, Pumas

Es un terreno antiquísimo producto de las tres erupciones volcánicas del Xitle. Durante cuarenta años de ahí se sacó material para la fábrica de asfalto con la que se recubrió la Ciudad de México. El hueco dejado por esta actividad dejó un hueco de 35 metros de profundidad que luego vendría a ser uno de los proyectos de ingeniería y rescate ambiental más exitosos y apabullantes que he visto.
Se entra solicitando una visita guiada a Fundación UNAM o siendo parte del equipo de los Pumas. Para acceder atraviezo un túnel de 300 metros de largo en la calle Totonacas en Santo Domingo. Es como cruzar un tunel del tiempo y llegar al futuro. Las instalaciones de los Pumas son lo primero que me recibe. Los muros con los diferentes estratos de lava fueron impresionantes. Nunca había visto nada así. Luego vienen los campos y un conjunto de lagos parte de la reserva ecológica que ha creado un microclima específico que ha permitido el resurgimiento de fauna local y migrante que antes se creía extinta. Es un lugar asombroso sólo para visitar y conocer.