El día que necesité poner una cerradura extra a mi casa, mi único parámetro para elegir al cerrajero fue que su local estuviera lo bastante lejos de mi casa para que no conociera mi rutina y un día entrara y me robara. Sí, acepto que mi criterio no tenía ninguna lógica pero por esa falta de sentido encontré al señor Eduardo. Su local estaba suficientemente lejos de mi casa y aún así aceptó desplazarse hasta allá, un sábado muy temprano. Llegó a la hora acordada y en muy poco tiempo me puso un cerrojo nuevo con tres copias de la llave; recogió la basura y hasta me ayudó a poner unos cortineros. Su trabajo fue preciso y eficaz. Casi siempre paso cerca de su local camino al trabajo, sí, lo elegí porque estaba lejos, pero también porque veía organización y seriedad en su negocio. Al final mí sin sentido, cobró sentido.