Chocolatería La Rifa

Muy bueno, tienes que probar el chocolate con leche y la concha con nata. ¡Ellos son deliciosos!

Cuando llegas a La Rifa lo primero que ves es el graffiti del lugar. A mí fue lo que más me llamó la atención y por eso entré, inmediatamente me ofrecieron agua de chocolate para que la probara ¡Qué rica y qué fresca! No pude resistirme y pedí una. Me senté y empecé a ver la carta, todo de chocolate: té, agua y tamales. Pedí uno de cada uno y platiqué con el chef.
Desde que empieza a hablarte de cómo surgió la idea del lugar le brillan los ojos. No paró de hablar de lo que México, Coyoacán y el chocolate son para él, y me contó que lo del agua fue una accidente. El se dedicaba a hacer chocolates gourmet, pero se inscribió a una feria y al final resultó que tenían que ser únicamente platillos comunes mexicanos, con el espacio pagado no se podía echar para atrás. Con un poco de imaginación y su talento llegó a la idea de los tamales y el agua de chocolate. Resultaron ser todo un éxito. En cuanto pusieron los locales, de la ex dabo, en renta, no lo dudo, se asoció con un tío y su papá y abrieron las puertas de La Rifa.
Tienes dos buenos pretextos para acercarte al lugar: Probar los productos que son una delicia y, el más importante, apoyar a jóvenes emprendedores como él con tanto amor por México. Y ¡Cómo olvidarlo! Ver el graffiti de Sego, artista mexicano excelente que cedió a pintar el mural del lugar motivado por el concepto.

Algunas personas que sentimos verdadera pasión por el chocolate a veces nos imaginamos: ¡un lugar hecho de puro chocolate! Bueno, si estas paseando por Coyoacán, hay un lugar que se acerca peligrosamente a esta fantasía. No está hecho de chocolate pero su menú es puro chocolate servido en presentaciones originales e irresistibles.
Hay de todo: puedes comerte un tamal de chocolate con un chocolate caliente y bajar todo con agua de chocolate. El chocolate no necesita insignia, pero si la tuviera, seríà la Chocolateríà la Rifa, con chocolate 100% mexicano y de una exquisita calidad. La decoración del lugar y la amabilidad en el servicio son placeres extras que ofrece el lugar. Con cuarenta pesos puedes saborear, platicar y disfrutar de un rato muy agradable.