El lugar ideal para los muy religiosos y también para los curiosos, para aquellos que gustan de quedarse minutos observando los aparadores de un lugar ciertamente sui generis. No sólo venden marcos para todo tipo de pinturas, en variedad de materiales, formas y tamaños. También –y ése es el fuerte de ese lugar– tienen objetos religiosos; íconos de los santos más representativos y solicitados por los visitantes: San Judas Tadeo, la Virgen de Guadalupe, San Martín de Porres, etcétera. Desde luego, también hay infinidad de crucifijos, para toda ocasión. Un tema aparte lo constituyen los rosarios, los hay de plástico y de madera, incluso metálicos. No creo estar muy perdido al decir que eso es lo que más venden ahí. Es de hecho lo que yo compro a menudo, pues es un lugar que frecuento en mis múltiples caminatas.