Un domingo por la tarde exactamente buscaba con mi familia un lugar donde comer, y comer bien pues mi esposa y yo no habíamos desayunado; estando en la Campestre Churubusco yo sabía que hay una zona específica en donde se concentran los negocios de comida, y hay buenas opciones como un original lugar de pizza, o sushi… Pasamos pues frente a este Don Pozole y la decisión fue unánime: mi esposa es amante del pozole, y también hay pancita, enchiladas, quesadillas, tostadas. De modo que todos los tipos de hambre encontrarían su satisfacción. Pedí unas enchiladas de mole, muy sabrosas; hace tiempo que no comía mole. Sólo extrañé el bolillo con que yo suelo acompañar todo plato de enchiladas. El mesero no para de sonreír y el lugar está súper limpio y agradable; las paredes bien pintadas en las que predomina el amarillo y el morado. El pozole está súper bien servido, con un servicio aparte de chicharrón, salsa, cebolla, abundantes tostadas, crema, orégano. Otra ventaja es que tienen periqueras para el bebé, quien a sus casi once meses se devoró un plato de arroz con frijoles que, al parecer, le gustó mucho… porque él sí había desayunado.