El Jardín del Pulpo

Una esquina que tiene más fama que otra cosa… Su ubicación privilegiada le garantizan una cantidad nada despreciable y poco cómoda de clientes, todos los días y a toda hora, especialmente los fines de semana.
Me lo habían recomendado mucho, así que un buen día dejé las tostadas y las quesadillas por comer mariscos en este jardín del pulpo que ya no tiene nada de vegetación (si es que alguna vez la tuvo).
El marisco es fresco pero sus precios son muy elevados y la calidad del servicio no es la mejor, sobre todo si se compara con los puestesitos de mariscos que hay dentro del mercado, donde te puedes comer una orden de ostiones por mucho menos dinero.
Sin embargo, sigue teniendo sus muchos fans que llenan el lugar todos los días. La mojarra es deliciosa, eso todos debemos reconocerlo, y siempre cae bien echarte una cervecita con un coctelito un sábado a medio día cuando hace mucho calor.
Ármate de paciencia porque la fila es larga y el servicio lento (no por culpa de ellos, cabe mencionar) pero cuando te acomodes podrás comer bastante rico.

Marisquería
Una vez me encontré a Oscar Chavez comiendo ahí y desde entonces siempre que estoy cerca me asomo para ver si otra vez lo veo. No he vuelto a tener esa suerte, pero para la consolación entro a la marisquería, pido una mojarra al mojo de ajo y no hay nada que esa suave consistencia perfectamente sazonada no pueda curar.
Ya que estoy ahí, ¿ por qué no acompañarlo con unas quesadillitas?, bueno no, porque ya están más caras, me quedo sólo con la mojarra.
Con los años los precios se han inflado mucho en este jardín, se entiende por la fama y la localización del lugar, aparte de que los maricos son muy ricos, pero si eres de los que comen mucho, te recomiendo llegues ya medio comidito.

Nota nostálgica del día: mis más tiernos recuerdos de la infancia están relacionados con el centro de Coyoacán, y sus negocios representativos: los helados Siberia, las quesadillas del mercado de comida… y este negocio, a donde venía a comerme unos «pescaditos», filetitos de pescado rebozados y fritos. Pero el tiempo pasó.
Ya no es igual. A continuación anotaré una lista de lo que creo que ocurrió con El jardín del pulpo:
— Aparecieron otras opciones para comer mariscos, tanto en el mercado de Coyoacán como en el resto del DF
— Como el local está en una esquina importante, hay mucha gente que pasa y pide dinero (chavos con guitarra, mujeres con ropa típica, etcétera), lo cual hace el ritual de la comida un poco más incómodo
— Se volvió demasiado caro.
— Se hicieron tan famosos que pusieron sillas hasta en la cocina. El resultado: muchos comensales apretados y quejumbrosos.
Sin embargo, no todo está perdido. Sus pescados y mariscos siguen siendo de los más frescos de la ciudad y sus quesadillas siguen en pie de lucha. Y decir su nombre siempre me recordará a la canción de Ringo y sobre todo, a mis días de infancia.

Este lugar cuenta con la gran ventaja de vender mariscos descentes y comida pesquera en el corazón de coyoacán.
Con más historia que personalidad, el local es punto de referencia por no contar con mucha competencia en la zona.
La comida es buena, aunque cara para mi gusto. No es mucho mejor que la comida marina que se vende en cualquier otro mercado.
Cuentan con platillos muy característicos, como el chile relleno, pero por demás son pescaditos, caldos de camarón, empanadas, pescadillas, y ese etcétera que otros mercados ofrecerían con un precio más económico.
Si después de visitar la Casa de Frida Kahlo te cayó el antojo de alimentos venidos del mar, sin duda el Jardín del Pulpo sabrá satisfacerte.

El Jardín del Pulpo está ubicado en la esquina estratégica del Mercado de Coyoacán, frente al Parque Allende (sitio donde encontrarás artesanías y exposiciones de pintura). La especialidad del negocio son los mariscos donde puedes comer un rico caldo de mariscos, los pescaditos en gabardina” le encantan al nieto”, que tal un chile relleno de mariscos o un vuelve a la vida (que buena falta me hace), el caldo de camarón bien picosito y acompañado de unas tostaditas o las clásicas galletas saladas se me hace agua la boca… quiero un cocktel campechano y una chela bien fría.
Ya me canse de estar formada el lugar es tan concurrido que si hay que esperar sobre todo en fines de semana pero ya identifique a «El Pelón» que es el capitán de meseros para que nos dé un lugarcito en el clásico puesto de Techo de láminas blancas con franjas azules. Ya se desocuparon 4 lugares ni modo a brincar la clásica tabla corrida que utilizan para sentarse.
Mientras degustas estas delicias disfruta de lo pintoresco del lugar, los vendedores de dulces mexicanos, los grupos musicales, los vendedores de artesanías.
A comer ya que hice mi ahorrito porque los precios son altos pero los platillos lo valen.