Escultura a Rockdrigo González

Rodrigo González, el profeta del nopal, el Bob Dylan mexicano, el rey de los rupestres. Allí está, rodeado de gente y multitudes, inmóvil con su guitarra, como un músico vagonero más, en el transborde del metro Balderas.
La historia de «Rockdrigo» es entrañable. Grabó pocos discos pero se consagró como uno de los más importantes músicos de su generación. Alejado de la escena de la trova latinoaméricana, apostó por tocar canciones sólo con su guitarra y su armónica, al estilo del folk gringo pero con letras urbanas y con claras referencias chilangas, que a la larga se convirtieron en himnos. Con cientos de canciones bajó el brazo y subestimado por las compañías disqueras de la época, González murió en el terremoto del 85. Fue encontrado sin vida, desnudo, junto a su novia, en su departamento de la colonia Juárez. 26 años después, el gobierno de la Ciudad de México instaló este pequeño monumento en el metro Balderas, en clara referencia a una de sus canciones más populares. «Homenaje de la Vieja Ciudad de Hierro al Profeta del Nopa», dice una placa en la pared.

Como gran admirador de la música y también admirador de este autor tampiqueño, debo recomendar que se tomen unos minutos de su tiempo y admiren esta escultura. Seguramente muchos la han visto o tal vez ni eso por las prisas que siempre llevamos.
Si usan el metro y para ser específicos la línea 1 y 3, en la estación Balderas podrán apreciarla. Dicha escultura está hecha a tamaño natural y no tiene mucho, ya que apenas se puso en 2011, año en el que «Rockdrigo» hubiese cumplido 60 años. La pusieron sin una tarima ni nada que la realzara, así como era él, parte del pueblo.
Tal vez no todos sepan o muchos si, pero el escribió la famosa canción «Metro Balderas» por ende que se eligiera este lugar para poner esta escultura. Conocido como el «profeta del nopal», Rodrigo González fue uno de lo pilares del movimiento rupestre y es sin duda una figura sumamente importante en la música de nuestro país.