Estación de Bomberos

Tengo la opción de escribir sobre esta estación de bomberos como tal, pero la verdad tengo una anécdota que vale la pena contar sobre el trabajo de los llamados traga humo para comprender el valor de su trabajo y la importancia de un servicio como este en nuestra localidad.
Conocí a José Dael Vázquez, primer inspector jefe de la estación de bomberos de la delegación Azcapotzalco. Un hombre de tupidas canas y acento chiapaneco, con más de 30 años dedicados a esta labor.
Me platicó que desde niño quiso ser bombero. Vino de provincia a la ciudad y recordó que no había una academia que lo capacitara. «Te daban la herramienta y a trabajar», dijo.
Aplacar un fuego no es tarea sencilla. Ahora hay más preparación y técnica. Las estaciones tienen equipo pero no es el mejor. Y ellos, los hombres y mujeres que se encargan de salvaguardar bienes, se enfrentan siempre de una u otra forma a la muerte. «Ya le perdimos miedo, tenemos que ser los primeros en demostrar que no lo tenemos, sobre todo frente a un siniestro. Pero siempre nos preocupa más dejar a nuestras familias».
El trabajo de un bombero es noble por ayudar a otras personas que en su momento padecen la desgracia. Este héroe anónimo nos acercó a su estación. Los camiones son unas verdaderas máquinas listas para salir en cuanto el riesgo los llame.
La estación es un sitio sencillo, tiene una cancha para practicar deporte, un lugar donde comer y ducharse, en fin, es la casa de los bomberos de tiempo completo. Los trajes ya están listos para usarse, tiene que ser así para no perder tiempo ante la emergencia. Y sí, yo me deslicé por el tuvo como si fuera a la misión.