Hasta hace muy poco tiempo supe el nombre de este lugar, que no es más que un puestecito callejero de hamburguesas, sin embargo, eso no quita que sean unas de las mejores que haya probado en mi vida. Para empezar debo decir que el nombre engaña, porque el tamaño es el de un bimbollo Bimbo común y corriente, aunque el sabor lo compensa con creces. No sé yo si sea la carne o el carbón sobre el que la cocinan, o la mezcla de ambos, el chiste es que de verdad son inconfundibles, de hecho, pensaría que se trata de alguna receta secreta pues las hamburguesas de todos los puestecitos de la cadena(sí, es una cadena), todos en Azcapotzalco, saben exactamente igual. Por lo regular hay una cola enorme para ser atendido y aún así, la rapidez con la que te despachan es admirable y agradecida. Están abiertos desde el medio día hasta bastante pasada la media noche y estas personas no se dan abasto, así que ya se imaginarán la delicia de la que les hablo.