Yo no soy una persona muy humana, y lo reconozco porque pocas veces me pongo a pensar en el prójimo, siempre mi mente se mantiene ocupada con la rutina diaria y los deberes que atormentan cada minuto. Un día se subió al metro una señora ya grande con un jovencito, el chico estaba enfermo, no supe de que enfermedad padecía, pero su mirada se le veía triste y muy desgastada, en ese entonces yo trabajaba en cerca de Metro Viveros, me imagine que ellos se dirigían a la Zona de Hospitales que se ubica sobre la misma línea hacia dirección Universidad; en el trayecto una señora le dio el asiento, al poco de unos minutos empezaron una plática que mis oídos no se aguantaron las ganas de escuchar; hablaron durante varias estaciones, pero lo que me llamo la atención fue que la señora que iba con el joven menciono algo acerca de un transplante de médula osea, efectivamente, le costaba mucho trabajo mantenerse solo de pie, dentro de la plática también dijo que era un proceso caro y que en Hospitales de México y sobre todo de Gobierno los precios eran casi imposibles de pagar y más para una persona que no tenía recursos económicos suficientes; por fin llegaron a su destino, escuchar esa plática me dejo pensando mucho; cuando algo se me mete a la cabeza, me taladra la mente todo el día. Llegando a mi casa me puse a buscar en internet, cuál sería una buena opción para las personas que pasan por este tipo de situaciones tan complicadas, supe que existe una Fundación de Ayuda, que se llama«Comparte Vida», El nombre me llamo mucho la atención, porque lo analice y me di cuenta que cada uno se ocupa día a día de sus dichas o desgracias, pero que el «compartir vida» pocos seres humanos lo hacen, existe un transfondo muy complejo de entender cuando tu brindas una esperanza a otro ser. Si te interesa ayudar puedes participar donando el cordón umbilical de tu bebé, registrando datos genéticos mediante una muestra de sangre, otorgando un incentivo económico o convirtiéndote en voluntario. Nunca volví a ver a la señora, pero si vuelvo a encontrarme con otro caso parecido, ya sabría como ayudarle.
Carolina J.
Rating des Ortes: 5 México, D.F., México
La gente es muy metiche a veces. Siempre lo supe, pero lo he noté aún más cuando me embaracé. Desde que se enteraron de que iba a tener un bebé, las personas empezaron a preguntarme de todo: desde cómo le íbamos a poner al bebé hasta durante cuánto tiempo planeaba amamantarlo. Sí, la gente es muy metiche. Como a la mitad del embarazo, mucha gente empezó a preguntarnos si íbamos a almacenar el cordón umbilical. Mi esposo y yo empezamos a averiguar al respecto y nos dimos cuenta de que hay muchas compañías en México que se dedican a esto. Todas te cobran un dineral y todas parten del chantaje emocional para engancharte: «Le estás regalando vida a tu hijo al almacenar el cordón»(o sea, «Eres un desalmado si no pagas esta gran suma de dinero todos los años»). Nos sentimos agobiados por tanta información(y por el chantaje emocional), así que preferimos hablar con mi ginecólogo, un tipo que no se anda con cuentos. Su respuesta fue muy directa: «Si llenamos el Estadio Azteca de bebés, sólo uno de ellos usará el cordón. Es mejor donarlo: contacten a la Fundación Comparte Vida». Hablé con ellos al siguiente día e hice una cita para que me explicaran todo a detalle. Me citaron en BACECU(Banco Altruista Mexicano de Células Progenitoras de Cordón Umbilical), donde me explicaron con paciencia y claridad por qué vale la pena donar, para qué sirven las células madre del cordón y cómo funciona todo el proceso. Al final, les dije que definitivamente quería donar. No utilizaron ningún chantaje emocional, pero me dejaron muy claro que esto realmente es regalarle vida a alguien.