Jorge Cuesta Librería de paso

El nombre de Jorge Cuesta le queda como anillo al dedo a esta librería de viejo, pues entrar a ella significa descender a un caos, a una locura genial donde todo cabe.
Ensayo, ejemplares de revistas que nadie recuerda, poesía, narrativa, libros en inglés… aquí todo cabe y nada está fuera de lugar, aunque haya una escultura de porcelana a medio pasillo, o un tocadiscos que nadie sabe si se vende o es un adorno.
Diré dos cosas más sobre la Librería Jorge Cuesta: uno, que es fuente inacabable de tesoros, pero uno como cazador de dichos tesoros, debe ser paciente y meticuloso a la hora de buscarlos entre los libreros o entre los lotes de novedades. Y dos, que más que una librería, este recinto funciona como centro cultural, pues se organizan diferentes actividades como lecturas en voz alta, presentación de obras, o talleres de cuento, poesía o redacción.

Antes de ser librería, este lugar era un templo que ofrecía albergue a gitanos católicos. Gracias a Dios, el lugar cambió de giro y hoy es una de las mejores librerías de viejo de la ciudad. Max Ramos, su dueño y administrador, decidió conservar su toque religioso. En el centro de la librería, hay una escultura enigmática. Labrada en bronce, sentando en posición de loto sobre un libro enorme y con un gesto beatífico en el rostro, la escultura representa a San Librorio, Santo patrón y protector de los lectores. Cada año, en su aniversario, la librería Jorge Cuesta toma al santo y lo lleva a recorrer las iglesias y librerías de la colonia Juárez.
Aquí adentro he encontrado varias maravillas y Max, es el librero perfecto. Alguien con el oído atento, que conoce todos los títulos y la psicología de sus clientes. Si te llevas un libro, te recomendará otro y será tan puntual y exacta su recomendación que te será imposible negarte. En el lugar hay además silones y mesas para revisar con calma el material. Adentro, se realizan talleres literarios, tertulias académicas y catas de mezcal.

Esta librería es uno de mis lugares favoritos del DF. Lo empezó a ser desde una tarde en que la lluvia me llevó a gastar el dinero que no tenía en libros que me fascinaron. «Uy, pus mira, apenas compramos una colección de la poeta Pura López Colomé, está en estos estantes, seguro encuentras algo interesante…» me respondió el encargado cuando le pedí una recomendación. El resto de la tarde me pasé checando 10 libros en la parte de arriba donde tienen unos sillones viejos deliciosos para clavarse en el libro.
Además la librería ofrece seguido talleres literarios y de temas diversos.
¡Ven! Te sentirás como en casa… en la mejor de las casas.

Es una de las más interesantes librerías de lance de la colonia Juárez. Puedes encontrar un gran catálogo de libros académicos, de literatura, historia, poesía, arte, ciencias, etc. Además se pueden encontrar diversas rarezas, algunos muebles, fotografías, acetatos y otros objetos antiguos.
Orgullosa de su nombre esta librería es pariente de otra que se encuentra en la Condesa que se llama El Hallazgo.

El olor a páginas viejas que hace años nadie da vuelta, libros con dedicatorias que ya no son leídas por los verdaderos dueños y un espacio para hacer exposiciones de arte en la parte de arriba es el escenario de la librería Jorge Cuesta. Aquí compran y venden libros viejos, enciclopedias que mi abuelo tenía en su estudio y tienen colecciones de libros que guardan historias que no se encuentran en cualquier lado. La belleza de estos lugares es que son libros viejos y la curiosidad de conocer a la persona que los poseía. Yo me compré uno sobre la vida de Shakespeare y cuando lo abrí me di cuenta que quien lo tenía estaba obsesionado con la vida de este poeta porque había recortado artículos de periódicos de distintos años y épocas (todas en español, aun cuando el libro está en inglés) y los puso en páginas específicas del libro. Nunca voy a saber quién era el dueño y tampoco sé si aún vive o no pero, tengo en mis manos uno de los libros que probablemente más le gustaba.
Me costó 60 pesos, por lo que no es una librería cara.