Solo he ido una vez al Kaffe Berlin. me encontraba caminando sobre la calle de Plateros con un hambre endiablada cuando me encontré con este lugar. Debo de confesar que el dibujo del oso que se encuentra junto a las letras del café fue lo que me llevó a entrar al pequeño local. Su tamaño es diminuto, como un pequeño pasillo en el que se instaló una cafetería con un pequeño recuadro en el que cabe un sillón y tres mesas con sillas. En el aparador puedes ver el pan dulce, los pasteles, crossaints y sandwiches que venden. En esa ocasión la pieza que me llamó la atención fue un crossaint, el cual pedí que me lo prepararan con jamón y queso. El resultado no me llamó nada la atención. Fueron bastante codos con la cantidad de ingredientes que utilizaron para preparar mi mi desayuno y el café me pareció bastante malo. Los precios están algo caros para la calidad de la comida que sirven pero si estás por el rumbo y no encuentras nada más que comer, este lugar puede ser una buena opción.