Bajé del camión en la parada que le sigue a «Los Arcos de San Nicolás» crucé la carretera, tal como me lo habían indicado y encontré un hoyo para atravesar la malla ciclónica y entrar en un terreno boscoso, con un caminito bien definido, como si la gente pasara seguido por ahí. Siguiendo el camino hasta el fondo llegué a La Frontera. La Frontera es el más decente de un tercio de tugurios medio clandestinos que guardan entre sí más de una relación geográfica: está junto a otras dos cantinuchas llamadas Laredo y Texas, en un predio de paracaidistas. A la frontera sí puedes venir con la familia a tomar un pulque o una cerveza y botanear en medio del bosque(casi). Es una cabañita con mesas bien y un buen servicio. Por lo regular también tienen botana. Como es familiar, cierran temprano, onda ocho de la noche. Si vas en auto hay lugar para estacionarlo a la entrada del lugar, dentro del predio.