No es casual que el último libro de Vicente Quirarte tenga el mismo nombre de esta cantina. En sus paredes puedes ver un colagge de personalidades que han desfilado por su barra o mesas: actores, artistas… de todo. Esta cantina me trae evocaciones personales: es un buen lugar para ahogar las penas amorosas, para celebrar lo que sea, para sólo ir a comer, para echar el dominó, para(casi) lo que sea. La recomendación es que llegues a la solidaria hora de la comida pues, al pedir tu trago, los meseros te traeran la bota que cada día es diferente. Pero no te preocupes, si no llegas a dicha hora siempre habrá cacahuates de consolación