Claro que aquí el rey es el pozole, pero es un muy buen lugar para probar otros platillos de comida mexicana a precios accesibles. Hay tacos, tostadas, cochinita pibil, quesadillas de todo tipo, gorditas, huaraches y hasta carnitas y chamorro. El sitio es ultra recurrido en la zona y muchas veces hay que esperar para entrar, pero siempre vale la pena. Los meseros te tratan bien y en general te dan muchas opciones a escoger cuando no sabes de qué traes antojo. Los sábados y domingos hay desayunos muy baratos(45 pesos el paquete) con hot cakes, chilaquiles, sincronizadas o huevos, acompañados de café o té. Lo nuevo y más interesantes son sus platillos light: con todo el relleno que te gusta pero en lugar de tortilla, lechuga o nopal. Hay lechugadas, tacos de lechuga con bistec o cochinita pibil. Con tantas opciones, la verdad es que es uno de esos lugares donde puedes ir seguido.