¿Quién que estudie en la UAM-X no conoce La saeta? Imaginense ¡30 pesos el litro de cerveza! ¡30… Hasta parece que los dueños de este bar saben que la UAM alberga a un índice alto de estudiantes en situación de vulnerabilidad y les hace el favor de dejarles las chelas bien baratas… Pero no es sólo por eso que soy asiduo visitante de este lugar, pues la música nunca es monótono ni sosa; generalemente ponen rock del bueno, en español e inglés, otras veces migran al pop y otras muchas a la banda, cosa que le da un espíritu versátil y ameno. Es cierto que, como el lugar es pequeño y las mesas muy pequeñas y redondas, el bullicio puede llegar a ser ensordecedor, pero nunca podrás pasarla mal acá cuando vas con tus amigos, después de clases o de trabajar, aunque la comida sea horrenda… Por eso sólo pidan palomitas, es lo menos grasoso. Les contaré una historia: Hace unos meses, el primer día de clases del trimestre pasé por alguno de los pasillos de la Universidad y vi a una de las chicas más bonitas de toda la historia univesitaria. No pude evitar mirarla y grabarme su rostro para la posteridad; me dieron unas ganas paupérrimas, políticas de hablarle, de abordarla, de conquistarla. Pero nah, yo llevaba prisa e inseguridad, Al otro día, una amiga me llamó para vernos en La Saeta. Tenía trabajo y pasé a terminarlo a un internet. Cuando llegué ahí, me encontré con muchos amigos muy queridos e, irremediablemente, comenzamos a beber. Así pasamos el rato y reímos y gozamos, hasta que, en un momento impreciso y pertinaz, la vi. Era ella, acaba de subir a donde estábamos nosotros y se sentaba en una mesa aledaña, con una amiga. En ese momento le dije a mi amiga: «oye, mira, a ella la via ayer… es precios. Qué suerte la mía!» Y, entonces, con la discreción de un niño, la observé largo rato y en muchas ocasiones. Fui al baño y noté que ella también me miraba(y aunque hasta ahora lo niega, sé que también le gusté en aquél momento); me puse nervioso y pedí más cerveza. Pasaro las horas y mis amigos se habían ido, sólo quedábamos cuatro y ellas, en el piso de arriba. No sé por qué, una de ellas(ya eran 3) dijo algo y brindamos. Fue entonces cuando abrí mi boca y comencé a hablar, pidiéndole con la mirada a mi amiga que me hiciera eco. Así lo hizo y consiguió que juntáramos las mesas. Torpemente no me senté junto a ella, al principio; pero pasados los minutos, me las ingenié para abordarla. Así fue. Salimos del bar y nos fuimos a otro. Nos besamos y tal, cosa insignificante para ella, pero no para mí. Hoy llevamos medio año. Vayan, pueden conocer a uno de los amores de su vida.
Luis H.
Rating des Ortes: 3 Mexico City, México
Solo una vez he venido a este lugar, en donde me senté a esperar unas amistades, pero dado que tardaron mucho en llegar, me animé a pedir una malteada(bien rudo, yo) de vainilla. Y pues además de que no se excede de los 30 pesos, me la prepararon y sirvieron bastante rápido. Es un pequeño local, pero dentro de lo que cabe, está bastante bien arreglado, además de tener música rock puesta todo el tiempo. La chava que atiende es muy amable y a no ser que me estuviera coqueteando, hace plática de lo que sea. Obviamente es una cafetería que aspira a ser un pequeño bar, así que es de esperar que sirvan las micheladas favoritas de todos, ya que tiene unas mesitas en su parte de afuera que permite a uno refrescarse al sol o a la sombra, dependiendo del humor que estemos.