Vine con una amiga a cenar y pedimos: 1) Jarra de clericot: sólo tenía melón y manzana, el vino estaba so-so. 2) Pizza de espinaca con queso: el queso no estaba del todo derretido, era una cantidad considerable peeero… la espinaca andaba medio crudona y dejaba una sensación en la lengua. Le doy tres estrellas por el servicio. Comenzó ok un chico muy amable, pero terminó con un sujeto(creo que es argentino) que no me quito el vaso porque de plano lo tenía en la mano O_o súper presión. Igual regreso pero al estilo Fidel: «Comes y te vas» — que horror.
Mauricio L.
Rating des Ortes: 3 México, D.F., México
El lugar agradable pero la parte de en medio muy oscura. La comida bien pero no barato, pero el servicio fue muy malo. Mi pescado nunca lo llevaron pregunte varias veces y decían que ya casi, al final me dijeron que se iba a tardar 20 minutos cuando ya mi familia había acabado. Pedí la terminal para pagar y el mesero en vez de llevarla se pudo a limpiar otra mesa y tuve que pararme a pagar, me quejé y no le dieron importancia. No creo volver.
Miriam A.
Rating des Ortes: 3 Mexico City, México
Un restaurante italiano, que ofrece pastas, ensaladas, pizzas y algunas entradas, los postres no pueden faltar, el tiramisú es rico y tienen una buena gama de vinos. El espacio en grande y acogedor, al entrar tienen dos murales y les sigue una barra, al fondo tienen un espacio iluminado por un dommo; ya que si quieres comer en espacio más veraniego, tienen algunas mesas afuera. Esta vez me dio la impresión de que años atrás la comida tenía mejor sabor, pero igual sigue siendo buena en algunos platillos, como la pechuga bañada, que de entrada tiene muy buena vista. En cuanto a la atención en general bien, pero la chica que me atendió, si le daría algunas recomendaciones más. En general un lugar que a muchos les gustará!
Norma Luz B.
Rating des Ortes: 4 Mexico City, México
Yo soy una control freek que enloquece sin un plan. Mi novio es más «un alma libre» que aplica el «paramos donde nos agarre el hambre» ¡¿qué?! En uno de nuestros mesarios me pidió que me relajara y dejara que la vida nos sorprendiera al elegir el restaurante del centro de Tlalpan donde festejaríamos los pocos meses que llevábamos de noviazgo, me dio el ataque. No quise discutir y paramos súbitamente delante de Los Goliardos, comida italiana. Entramos y su intimidad me pareció maravillosa, decidimos irnos al fondo para que no nos molestaran. Ordenamos lasaña y pollo con pasta Alfredo. Increíbles los dos al igual que los meseros y el capitán. ¡La noche iba perfecta! Estábamos ya en el vino de sobremesa, un beso aquí, un abrazo allá, cuando empezamos a ver que justo a un costado de donde estábamos, tres barbados conectaban instrumentos y colocaban atriles. Música romántica, pensé. Lo que vino a continuación fueron 15 minutos de jazz y blues de improvisación a todo volumen. Los detesté. Miré alrededor para ver si los demás comensales sonreían, ninguno. Terminamos pagando y yéndonos no sin antes reclamar que cómo era posible que rompieran la paz de su local con música así(¡qué abuela!). Vayan, disfruten de sus platillos pero si ven que sujetos con barba conectan sus triques, ¡huyan o cámbiense de lugar!