Refrescante ceviche todo un vuelve a la vida, para mucho calor, juvenil, el lugar se encuentra escondido entre el mercado y los comercio, para sentirse en el barrio de la Roma. Buenos precios.
Dalia P.
Rating des Ortes: 3 México, D.F., México
Esta marisquería estilo Sinaloa, no es nada lujosa, es un local donde te encontrarás mesas altas con sillas altas de madera, sobre la banqueta. Es de color amarillo y definitivamente no le caería mal una remodelación, pero los mariscos son buenos. No le di mas de tres estrellas ya que los mariscos son buenos pero no son excelentes. En su menú tienen aguachiles de camarón, callo de hacha, combinados, tacos gobernador con tortilla de maíz, camarón preparado o marlín y queso, a la brasas. El típico ceviche, pescado sarandeado, tostadas de camarón, ceviche, etc. Los precios son bastante accesibles, pero el personal puede ser un poco olvidadizo, así es que les tiene que recordar tu orden. Si andas por el rumbo, es un buen lugar para comer, pero no esperes el mejor sabor de Sinaloa porque les falta un poquito de calidad, servicio y limpieza.
Azul C.
Rating des Ortes: 4 Mexico City, México
No sé si es porque así se estilan en mi tierra o porque mis papilas gustativas se regocijan con los sabores ácidos, pero los mariscos estilo Sinaloa son mis favoritos. La mera verdad es que éste no es el mejor exponente de esa cocina pero sí el que me queda más cerquita para satisfacer un antojo, por ejemplo, de aguachile o de ceviche ya sea de pescado, de camarón o de jaiba. Ya se habrán dado cuenta que el protagonista aquí es el limón y el chile, por lo que Los Sinaloenses pueden considerarse como un buen lugar para curar la cruda, especialmente con la michelada sinaloense, que lleva clamato, limón, sal y la salsa especial del lugar. La próxima vez que la resaca esté haciendo de las suyas, visiten este lugar.
Ana Paula C.
Rating des Ortes: 4 México, D.F., México
Los Sinaloenses es uno de esos lugares que solo llegas por recomendación. Posiblemente si pases por ahí lo hagas desapercibido porque su apariencia física no llama ni un poco tu atención. Apenas son dos o tres mesas viejas en una banqueta. Cuando llegas te tienes que transportar literal a un pueblito, no porque te haga sentir así pero porque todo comenzará a ser tan lento que más te vale que te mentalices. Hay una cosa, y solo una cosa que vale la pena realmente en ese lugar: las micheladas. Las micheladas las preparan como en ningún otro lugar, con limón y sus debidos ingredientes y un poco de caldo de camarón. La comida está bien aunque no es nada espectacular. Para mi la michelada es tan buena que puedes aguantar en lento servicio. SI no quieres mariscos también hay carnes.