Mr. Keller

Mr. Keller debió quedarse como lo que era y no abrirse al público en general, a mi parecer, eso mató todo el concepto de lo que era sentirte en una fiesta Keller.
Cuando me enteré que abrirían uno aquí en México me emocioné. Mr. Keller era bartender en un antro de Nueva York, pero un día decidió empezar a hacer sus propias fiestas. Eran tan buenas que poco a poco más gente empezó a ir hasta que se hicieron las más famosas de NY. Los Neoyorquinos y europeos las amaban por ser un concepto underground. Llegabas a un callejón horroroso, y tocabas en una puerta horrible también en la que tenías que dar una contraseña. Una vez adentro, la fiesta resultaba ser la más glamorosa de la ciudad de las luces.
Aquí en México Mr. Keller terminó siendo un antro más, en lugar de callejón de miedo, ahora es cadena de miedo. Es detestable ver a todos los virreyes y virreinas y nacos y no nacos gritando detrás de una cadena para poder entrar.
Es carísimo, y es la misma hipocresía que ir a antros como Hyde.

No me vuelve loca ir a antros de esos de cadena/​botella/​pista pero como un amigo quería festejar su cumpleaños, accedí a un sábado en la noche al Mr. Keller. Desde que llegamos no me encantó porque la cadena estaba atascada y es de esas que tienes que gritar y levantar las manos hasta que te hagan caso y decidan si te quieren dejar entrar. Ya por fin adentro el lugar me dio mejor pinta, está grande, ni idea de cómo está decorado porque no se ve nada, sólo que hay un árbol en el centro del lugar que le da un toque bastante simpático.
Está dividio en tres pisos, el de hasta abajo es como un sótano, con música diferente a los otros dos pisos y un espejo enorme en el techo. Los otros dos pisos como la parte principal y en el de hasta arriba hay varias mesas como en cuartos individuales que tienen vista al piso de abajo, para que veas toda la acción desde arriba.
Ya que estuvimos acomodados en la mesa y logramos pedir lo que queríamos, que fue mucho más tardado de lo que debió haber sido, por fin empezamos bien la noche. El promedio de edad anda por ahí de los 22. La música es típica de antro, con los hits del momento y una que otra oldie. A pesar de que no es mi tipo de lugar, la terminé pasando muy bien, principalmente porque el DJ era bastante bueno y ya que eran las 3am y mucha gente se empezó a ir, por fin hubo suficiente espacio para bailar a gusto.

El lobby, donde pagas tu cover, esta lleno de graffitis. La decoración es temática, parece un callejón del barrio de donde es originario el Príncipe del Rap. Ahí hay una barra desde ahí escuchas la música que se oye adentro, hip-​hop de Dr. Dre ó de Jay-​Z ft. Alicia Keys. Cuando al fin entras el ambiente se siente fresa, abundan mirreyes que bailan desobedeciendo los ritmos que la música propone.
Más avanzada la noche mezclan house y new disco, también integran hits de la escena «alternativa» e indie. No abusan de las típicas playlists de antro.
Las mesas se asignan solo si compras botella. Los cocteles de la casa están ricos.