MUCHO. Museo del Chocolate

El MUCHO es un intento de museo que es más un lugar para vender chocolate y ni siquiera bueno. Su «guía» se la pasa hablando mal de los españoles y los «gringos» con un dejo de rencor que mal informa a la gente que quiere disfrutar de un buen paseo dominical. La verdad es mejor recorrer el museo solo que con guía porque si es muy bonito pero lo echa a perder los comentarios mal intencionados de este tipo frustrado que intenta apantallar con un discurso que se ve que ni siquiera se sabe bien.

El lugar es interesante pero lo único que no me gusto es el guía esta pésimo y ademas super ataques a los otros países entiendo que tengan uno orgullo por su país pero no puedes decir que los demás lo hacen mal.
El lugar es hermoso y conocer un poco mas de la cultura del chocolate es genial el cuarto del chocolate es magnifico y una gran experiencia quiero uno así para mi casa y tendré que ver los cursos para manejar el chocolate

No fue lo que esperaba, pero no porque el museo sea una mala experiencia, sino porque el aroma y la vista se me llenaron de ese riquísimo dulce que ronda por algunos de sus pasillos y pensé, ilusamente, que al final del recorrido alguien me regalaría una pequeña muestra de sabor para aplacar el antojo.
Nada de regalo, para eso está la tienda que ofrece no sólo chocolates en diferentes presentaciones y tamaños sino otros artículos que lo emulan entre libros y artefactos de colección.
Es un recorrido visual en el que se resalta el valor que se le dio al chocolate en la época prehispánica, cómo fue moneda de cambio a través del trueque, su consumo entre la realeza, el proceso que se sigue para obtenerlo en diferentes formas hasta nuestros días y cómo impacta su sabor y su consumo en el organismo.
Soy chocolatera de corazón y cuando supe de la existencia de este museo no tardé en visitarlo, de ahí la frustración que comentaba, pero al menos me quedé con datos e imágenes mentales que no conocía de uno de mis postres favoritos.

Una hermosa casa de esas propias de la colonia Juárez aloja un museo consagrado e inspirado en uno de los alimentos ¿del pecado? por su perfección, unanimidad, historia y, evidentemente, sabor, EL CHOCOLATE. Qué otro producto goza de una predilección tan definida como éste, ya sea negro, blanco, con leche, relleno, como te lo estés imaginando y babeando mientras lees esto, ninguno, entonces es de esperarse que exista un espacio cultural para venerarlo.
El MUCHO (geniales siglas ¿no?) es algo que no te vas a perder porque seguramente te fascina el chocolate, y aquí puedes conocer su historia, elaboración, sus variedades, algunas marcas, observar esculturas hechas de chocolate y apreciar su aroma durante todo el recorrido, y cuando digo todo es porque así es, no hay rincón libre de esto.
Hay venta del producto, un comedor y cafetería, al igual que talleres de chocolatería y actividades cada fin de semana.

Lo más agradable de este museo es terminar el recorrido y tomar un buen chocolate en su amplia chocolatería, y no sólo eso, saborear los distintos chocolates que ahí elaboran y adquirir tablillas de marcas que por supuesto no se venden en los supermercados. Casa Bosques está presente con sus exquisitos chocolates como el de almendra tostada con wasabi con 65% de cacao; la casa chocolatera belga Le Caméléon ofrece sus tabletas con 3 tés diferentes: el chocolate semi-​amargo con té chai, el chocolate de leche con té earl grey y el chocolate blanco con té Abril en México. Un excelente paseo sabatino o dominical con toda la familia.

El «MUCHO» Museo del Chocolate es un lugar muy particular, no es tan grande, puesto que es una casa, pero en él alberga una cantidad impresionante de datos relacionados con el chocolate, desde sus orígenes hasta los usos actuales.
Este museo se encuentra en la colonia Juárez cerca de la glorieta de Insurgentes, pero también se puede llegar por la estación de metrobús Hamburgo.
A la entrada se puede ver las paredes en blanco y negro, de lado izquierdo, haciendo parte del recorrido, un gran «molino» y al subir las escaleras comienza la dulzura sabor a chocolate.
Lo más impactante es el cuarto tapizado, de piso a techo, por barras de chocolate «Abuelita» el olor es riquísimo y punto obligado para una buena fotografía.
Al finalizar la tienda te ofrece un amplia gama de chocolates en diversas presentaciones.

Este Museo está ubicado en una casona de la época del Porfiriato, restaurada con murales contemporáneos que decoran todo el lugar. Este recinto solía ser la casa del político y filántropo Gabriel Mancera. La exposición comienza con una explicación de cómo se cosecha la semilla del cacao, cómo antes usaban el metate para moler la semilla y convertirla en la pasta del chocolate. En la segunda sala, están exhibidas réplicas de pinturas coloniales, donde representan a los mayas, olmecas y aztecas, cada uno en su territorio, dándole importancia al cacao. También documentan cuántas semillas de cacao equivalían a comprar una gallina o una mazorca de maíz, ya que el cacao, era considerada una moneda de gran valor. Hay un cuarto de ensueño de todos los visitantes, un espacio donde las cuatro paredes están llenas de barras de chocolate. El olor es maravilloso. La parte final de la exposición, está llena de esculturas hechas con chocolate, son verdaderas obras de arte: un calendario azteca, una pirámide, una escultura modernista, todo hecho con chocolate. ¡imagínense! Después del recorrido, vale la pena entrar a la tienda y deleitarse con la variedad de chocolates que venden, también tómense el tiempo en la chocolatería para saborear un chocolate caliente, no se arrepentirán. Las actividades que realiza el Museo también son interesantes, hay talleres de repostería y degustaciones bastante interesantes.