Esta marisqueria ubicada en lo que alguna vez fue un billar, es uno de los lugares favoritos de los habitantes de la zona para celebrar los cumpleaños o comer un domingo. El lugar es muuuy amplio, en realidad podría ser una pequeño salón de fiestas, así que si vienes con toda la banda, ni te apures, encontrarán lugar sin problema. Su carta abarca todo tipo de mariscos: caldo de camarón, ostiones, cócteles, vuelve a la vida, filetes de pescado(en cualquiera de sus modalidades) y mil cosas más, el caldo de camarón es muy rico, al igual que sus cócteles. Para mi desgracia en este lugar descubrí que soy alérgica a dicha comida, en fin, lo bailado nadie me lo quita y lo que probé lo recomiendo. De igual manera pueden disfrutar de uno de los postres como duraznos, fresas o plátanos con crema para hacer la sobre mesa, los precios son moderados y se come bien.