Parque Tezozómoc

Este parque dentro de la ciudad está bastante grande lo único malo es que esta algo descuidado por lo que se va una estrella y la otra es que no dejan entrar con mascotas otro punto negativo. Aun así puedes pasar un rato de diversión tiene un lago muy grande en el que puedes rentar unas lanchas.
También te rentan bicicoches para 2 o más personas y des unas vueltas por el parque hay un par de museos afuera pero eso tocará reseña aparte lo que vale la pena son los raspados están muy buenos y baratos como dije le falta algo de mantenimiento ojala arreglen eso pronto.

Si quieres pasar un rato súper agradable y tranquilo esta es una buena opción al norte del Distrito Federal.
Facil la llegada y súper cerca del metro.
Ambiente agradable y familiar, cuenta con un lago en el centro del parque y este esta rodeado por una pista que puede ser de patinaje, bicicletas y para correr por las mañanas.

Y ya lo están intentando rescatar.
Su eterna pista de patinaje al que iba cuando era niña, su ciclopista y el hecho de que te renten las bicicletas sigue siendo un gran atractivo.
Está muy grande, pero no siempre tiene áreas verdes y no está tan cuidado como debiera.
Definitivamente es para esparcimiento familiar y a pesar de que se hizo con una intensión élite por estar en la zona donde los trabajadores de PEMEX compraron sus casas, la ha perdido por falta de mantenimiento.

Cuando era niño vivía a cinco minutos de este parque. Recuerdo pasear aquí de la mano de mis padres, rodar por sus montículos, alimentar a los patos que paseaban por su lago. Eran días felices, de risas y juegos bobos en donde la inocencia era también un mascarón que sólo me dejaba ver las cosas buenas. El Tezozómoc era un bosque enorme para perderme sin reparos.
Volver a cualquier parte es siempre un ejercicio masoquista. El presente nunca superará nuestros recuerdos, bien maquillados por la nostalgia. No sé si sea mi resistencia al cambio o mi pesimismo natural, pero cada que visito el parque Tezózomoc me deprimo. Donde antes había un bosque ahora veo un páramo desolado, sin pasto, con árboles grisáceos y sin encanto alguno. Los patos y las ardillas se convirtieron en parejas de ceceacheros fajando cada tres pasos. Las canchas deportivas están también descuidadas y los asaltos se han vuelto frecuentes.

Un amplio lugar para el esparcimiento social de toda la familia. Tiene un lindo lago en medio del terreno que ocupa el parque, una pista para correr o realizar una caminata que rodea todo el parque, tiene juegos para niños, una pequeña explanada mediana y techa para realizar eventos al aire libre.
Además de ser un parque amplio, cuenta con vigilancia en todo momento.
No pueden faltar los clásicos vendedores de algodón de azúcar, chicharrones y golosinas.
Siempre puedes encontrar un espacio en este lugar para descansar y descubrir la diversa flora que ofrece este espacio.
Un lugar para pasar un día tranquilo y con la naturaleza.

Estamos ante uno de los parques más completos y grandes de la ciudad, el de Tezozómoc en El Rosario. Rodeado de escuelas y unidades habitacionales, la gente local encuentra en este parque un muy buen momento de distracción y entretenimiento con una gran oferta: Renta de bicicletas y cuatriciclos, canchas de básquetbol, fútbol y tenis, ciclopista, entre otras cosas más. Y los famosos días de campo no faltan acá, en familia, pareja o amigos.
Un lago toma lugar al centro del parque, y aunque no son precisamente parte de éste, un par de centros de cultura colindan con él: el Museo Regional y Tridimensional, y un Centro de Difusión de Ciencia y Tecnología del Instituto Politécnico Nacional.
Por ahí hay fotos montadas en postes del proceso de construcción del parque.

Parque como éste, no existe en toda la ciudad, y, me atrevería a decir, en todo el país. Sus estradas y todo lo que señala, está muy bien cuidado y diseñando; y es que el plano, ideado por Mario Schjetna, a principios de los ochentas, es una réplica de la topografía del Lago de Texcoco y del Valle de México en el Siglo XV. El espacio acuífero artificial está rodeado de montículos y lomas que recrean los espacios dónde habitaban los pueblos mesoamericanos antes de la Conquista y son toda una belleza; es fácil perderse ante tanta admiración, lo cual, al final resulta ser el verdadero encanto del parque, al menos para mí, porque también puedes encontrar pistas de patinaje, canchas y hasta una ciclopista (no la he probado, pero debe ser tan cautivadora como el parque). Aunque la distancia me ha distraído de pasarla bien ahí, sé que es uno de esos lugares a los que constantemente volveré.