He de confesar que jamás me he cortado el cabello aquí porque no sé si se pueda, pero he acompañado a varios amigos y familiares que solicitan los servicios de este lugar tan legendario. Me fascina ir a ver y disfrutar todo el «espectáculo» me agrada bastante cuando se van a rasurar, la espuma, la brocha, la navaja, la platica, bueno todo es fenomenal. El señor que atiende aquí ya lleva bastantes años ofreciendo su servicios, el lugar no es muy grande pero la armonía que se siente hace que no notes lo estrecho del establecimiento. A parte a tratado de conservar los colores caracteristicos de las peluquerías(azul, rojo y blanco). A mis amigos les gusta ir aquí porque el señor ya saben lo que quieren, no tienen mucha gente y trabaja como se debe, dicen ellos; la verdad es que los cortes les quedan bien y la piel, cuando se rasuran, muy suave.