Pizzas Don George

La búsqueda de un lugar para comer al finalizar una jornada de exámenes parciales en la universidad, nos llevó a unos compañeros y a mí a entrar en una pizzería cercana a nuestra institución, pero que por una u otra razón nada más no se nos hacía probar, la ubicada en el número 30 de la avenida Insurgentes Centro.
El lugar tiene un decorado rocanrolero, cosa que agradecemos tipos como yo. No es que sean las mejores pizzas de la ciudad pero en su menú ofrecen opciones muy mexicanas como las de mole, pastor, aguacate, cecina y otros más.
El rollo aquí es muy sencillo y libre de tanta onda acartonada como en la cadena que se encuentra cerca de ahí, en la acera del frente, una tal Domino’s. Por lo regular hay mesas disponibles para sentarte a degustar, no es la más demandada de la zona pero sí práctica para el hambre.

La investigación empezó a altas horas de la madrugada, los agentes no se habían decidido a tomar cartas en el asunto. Tenían varios indicios que irregularidades repetidas se cometían en derredor de la pizzería: un indigente que había sido encontrado en estado de shock, delirando: «Era como una rana, era como una salamandra, era como una iguana, era, era una tortuga». Los rateros de poca monta que se reunían en la esquina contigua aseguraron: «Vimos aun tipo con gabardina y sombrero que nos salió al paso, nos pidió explicaciones del porqué molestábamos a las personas. Lo mandamos al diablo, saco un sable y nos paro una ma… a todos. Lo intentamos parar, pero estoy seguro que su fuerza, la velocidad con la que se movía, no eran de este mundo». El rumor en el barrio decía que era un tortuga gigante que vivía en la pizzeríà la que andaba haciendo justicia. Que llevaba antifaz azul y una espada. Que habían visto llegar a un viejo con un kimono y que era realmente una rata.
Los agentes llegaron por la madrugada, pero ya no había nadie en la pizzería, solo había cajas vacías y armas antiguas: trinches, palos, sables y chacos.
No son las tortugas NinJa las que atienden este negocio pero si ellas existieran vendrían a este lugar, chiquito pero bonito y con un buen sabor en sus pizzas.

Aquí es donde van a parar todos esos fanáticos de las pizzas que ávidos de conseguir una novedad, algo que les quite el antojo, tarde o temprano van a estar sentados frente a Don George. Y entonces verán un menú loco, variado, mexicano, original, que incluye pizzas con mole o cecina o pierna. ¿Opciones irreverentes? ¿Querían novedad? Pues así es, aquí esta eso y más, por ejemplo, hay pizza al pastor, mexicana, italiana y oaxaqueña que incluye mole, chorizo, cecina y aguacate. La celeste, que es jamón, salami y carne al pastor. Además hay cerveza de barril en tarro o yarda. Pero si van en grupo y no falta el personaje que no quiere pizza, hay papas, spaguetti, hamburguesas, enchiladas y pizza de mariscos. Es un sitio que rompe los esquemas de lo que se conoce como pizzería tradicional o de barrio, me parece una mezcla permanente de estilos que sólo pocos reconocerán. Esta cerca del metro Revolución y la estación de Metrobús Plaza de la República.

Regularmente me gusta salir, comer y conocer sobre nuevos lugares. Está ocasión visité las pizzas Don George y a decir verdad no en lo personal no son las mejores, pero eso no quiere decir que no estén buenas.
Esta pizzería está sobre avenida Insurgentes Norte, una pizzería algo pequeña y muy tranquila, el sitio no tiene la mejor decoración y el mejor acabado, pero eso no importa aquí, lo que importa es que si algún día estás de antojo y andas por estos rumbos, quizá podría ser una muy buena recomendación para ir a visitar.
En esta ocasión, en este lugar la pizza que mejor me supo fue la de peperoni y, es que no sé, tiene un sabor muy rico que me dejó con ganas de más.
Los costos están aproximadamente entre 60 a 150, depende del tamaño que la quieras.

Yo soy fan de las pizzas caseras, me encantan las pizzas de estos lugares pequeños, porque no tienen tantos procesos.
Este es un lugar muy concurrido por los estudiantes de la zona, debido a que sus precios son muy económicos.
No dejes de visitarlo, pues no te arrepentirás.