Ramen Sumiyaki

By far some of the best ramen I have ever had. I ordered the ramen soya and it came with a super tender slice of pork and broth that was perfectly salty and savory. Price was 180 pesos which is what I would pay in the states and worth every penny. I didn’t really see a sign out front but it’s next door to a sushi place (maybe same place??). The only restaurant on the street so you can’t miss it.
I also tried their gyoza but I wouldn’t recommend it. They know their ramen though!

Definitivamente este es mi favorito de los 3 de la Cuauhtémoc! La comida es buenísima. Me encanta el ramen miso y el salmón asado.
Además la atención es muy buena. Realmente me siento en Tokio por la decoración (medio obscuro con una barra y las servilletas súper bonitas), por el sabor de la comida y porque está lleno de japoneses con traje saliendo de trabajar. El único contra es que es caro (algo que también me recuerda a Japón jaja) y pues las porciones son chicas pero vale la pena! Ah bueno otro contra es que el único postre es como de tofu con queso y no se me antoja para nada, estaría mejor que hubiera dulces japoneses. Así que les recomiendo que mejor vayan a lado por unas galletas de Chomp Chomp.

Captando el ambiente del lugar; una acogedora cocina abierta con jóvenes cocineros quienes nos invitan a sentarnos en la barra con el típico «Irashaimase!».Nos vemos envueltos por los aromas mientras observamos las habilidades de éstos. El ambiente del restaurante ligeramente iluminado nos prepara a regocijarnos con una sopa caliente y disfrutar también de un entremés a la parrilla: tomate cherry asado, calamar baby con wasabe, o alguna verdura que haya sido cuidada al fuego lento.
Pedimos el Ramen de Soja .Se veía como salido de una revista culinaria con sus guarniciones obligadas; el Chashuu (Pork belly), jugoso, cuidadosamente enrollado y laminado finamente. El huevo cocido marinado y cortado por la mitad (yude tamago) era delicioso ya que no había sido demasiado cocido de manera que la yema era tersa y ligeramente dulce, tama negi (rabo de cebolla picado) y nori (alga seca recortada en cuadrados).
La pasta: Fina, risada, suave pero firme, casi transparente. Fue cocida con el tiempo adecuado.
La estrella del plato: el caldo. Era sublime, realmente sentí una sonrisa inesperada en mi interior. Entiendo por fin a que se refieren con el término «Comida confort». Lo importante de un caldo es que esté bien equilibrado, éste lo estaba sentía los sabores exaltados de cada ingrediente, pero sin percibir la sal, los jugos de la carne de cerdo revelaban un cuidado esmerado y paciente del chef, el sabor de las verduras había sido debidamente respetado y el nivel graso no abrumaba el paladar. Fue así que tomé hasta la última gota sintiéndome reconfortada.
En cuanto al postre, la presentación fue minimal y vanguardista, se usó una pequeña cuchara de cerámica para ofrecer el flan de matcha como dictan las tendencias además estaba acompañado de cítricos frescos pero lo más sorprendente fue la generosa roca de matchachocoretto (chocolate blanco y té verde) que posaba orgullosamente al centro del plato. El platillo disfrutaba de todo el poder del matcha y fue perfecto para cerrar la cena japonesa. He probado el ramen en Japón y éste es lo màs parecido a aquel sabor.

De los mismos de Rokai y en medio de esta callecita llamada Río Ebro se encuentra esta extensión del Rokai –dividido por una puertita-​. El lugar también es chiquitito, un poco oscuro para mi gusto, servicio normal y un playlist muy exótico –desde el Dark Side of the Moon hasta Herb Albert-.
Mi recomendación es pedirte unos edamames, unas gyozas, un arrocín y pues a lo que te trajo chencha: un rámen.
No es barato pero tampoco me pareció turbocaro. Acompáñalo con un Sake.

Pos ni muy muy, ni tan tan. Tenía muchas ganas de venir al Ramencito del Rokai y al fin se me hizo.
Llegue y con los que iba a comer no habían llegado así que pregunte por la reservación que teníamos, me asignaron la mesa y me ofrecieron algo de beber. Conforme fueron llegando todos a la mesa y leímos el menú llamamos al mesero para darle nuestra orden. Pedimos: té verde (es con arroz), edamames (vienen al vapor con sal de grano), gyosas asadas (muy buenas) y ya cada quien pidió su Ramen dependiendo gustos. Yo me pedí una que tiene una pastita de ajonjolí y esta buena. A mi parecer le falta enjundia al caldo pero esta bueno.
El precio es normal, la atención es buena y la comida también. Las raciones son escasas así que date un arroz o algo así a parte de lo que planees pedir para quedar satisfecho (o vete al negocio de junto y date una galleta para acabar de rellenarte)

No vamos a ser complicados: el lugar es muy bueno.
Si te gusta comer ramen y estas cerca del angel, ya este es el lugar. Los precios no se me hacen manchados comparados por ejemplo al restaurante hermano mayor Rokai. El menu es puequeño: a lo que vas.
La razon por la cual no le doy 5 estrellas: la porción es pequeña, y si no te das una galleta del chomp chomp que esta justo al lado, un ramen no te basta para quedar satisfecho.
Vayan!